Film mudo con rótulos en inglés subtitulados en español.

El segundo largometraje de Hitchcock no es una película de crímenes aunque sí reúne dos elementos que serán claves en su filmografía futura: el tema del falso culpable y el del hombre en fuga en busca de una salvación cuyas claves ignora. Tras el éxito de su anterior título, The Lodger (El enemigo de las rubias, en castizo título español del momento que casi define prematuramente a su autor) el director contó de nuevo con el galán Ivor Novello. Éste, que era lo más cercano a un sex symbol en la Inglaterra de los años veinte, se implicó en la producción de la cinta y aportó el guión a partir de una obra de teatro de su autoría que había estrenado el año anterior. La misoginia, más o menos presente en la obra del director londinense, se ve reforzada como nunca por el texto de Novello, plagado de perfidias femeninas que siguen al desdichado protagonista como estaciones de una Pasión profana.

Esta olvidada cinta presenta más de un elemento que reconoceremos como recurrente en la obra venidera de su joven director. La trama de Declive (Downhill) recuerda a una novela de Balzac o incluso de Gorki. Roddy Berwich, distinguido estudiante de una “public school” (selecto colegio para clases altas), es acusado falsamente por una asistenta de haberse propasado con ella. Expulsado del centro y repudiado por su familia, emprende una cuesta abajo existencial que lo llevará a situaciones impensadas en París y la Costa Azul. La interpretación de Novello, cargando con una culpa inmerecida y contando con el histrionismo afectado propio del momento, nos sitúa en oscuros aspectos de la existencia humana en contraste con el aire despreocupado de aquella década, hace ya un siglo, que no en vano fue bautizada como “Los Años Locos”.

A pesar de algunos rudimentos del sistema, la película cuenta con los característicos alardes visuales de su director, incluyendo una secuencia nocturna en el Metro de Londres y una escena onírica con desenfoques y virados que prefiguran la que Salvador Dalí preparó para Recuerda y la de Saul Bass para Vértigo, treinta años después.

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