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Cineclub del 27. Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)

Diputación de Málaga

Agenda


Cineclub del 27. Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)

Cineclub del 27. Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)
Ciclo Visiones de La Mujer en el Cine de los años veinte y treinta.
Proyección de la película  Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)

Miércoles, 8 de mayo. 20:30h.
Centro Cultural MVA. Calle Ollerías, 34.

Entrada libre hasta completar aforo.

Continuando con el ciclo Visiones de la Mujer en el cine de los años 20 y 30, el Cineclub del 27 presenta Bajo los techos de París, una obra decisiva en la historia, tanto por su papel innovador en el plano estético y su condición de pionera como por su contribución técnica. Tras sus experiencias con el cine de vanguardia, en colaboración con Picabia o Duchamp, como Entreacto (1924) o El viaje imaginario (1925), el documental La Tour y su  éxito comercial con el vodevil Un sombrero de paja de Italia, René Clair reaccionó de forma vehemente ante la inminencia de la llegada del cine sonoro a Francia, de un modo semejante al de Chaplin en Norteamérica. Intuía cómo la ductilidad expresiva que había ido enriqueciendo los modos de este medio desde principios de siglo se iba a perder sin remedio y, con ella, su alcance como lenguaje universal. Además, el estatismo visual que imponían las limitaciones de movimiento de cámara debidas a las necesidades del registro del sonido influiría negativamente en la estética visual.

Tras un año asistiendo como espectador a estrenos de producciones extranjeras en el nuevo sistema parlante, como se decía entonces, e interesándose por las condiciones del mismo, decidió asumir la responsabilidad de dirigir la primera película sonora del cinema francés. Pero lo hizo de una forma única, deudora de los alardes narrativos del período que moría y sacando todo el partido a las posibilidades de la banda sonora incorporada al metraje, creando una obra a contracorriente y apasionante aún hoy para cualquier aficionado al cine.

Las sorprendentes fórmulas expresivas utilizadas en este film tendrían una enorme influencia: la cámara en continuo movimiento que describe el ambiente donde se desarrolla la trama, o la ausencia ocasional de imagen para que el sonido conduzca la acción, como ocurre en una de las secuencias más justamente alabadas de toda la historia del cine, cuando un disparo apaga el único farol de la calle y en medio de la oscuridad se escuchan gritos, palabras sueltas, silbatos de policía y el ruido de un tren o la música que sale de un local a intervalos cuando se abre su puerta.

Una historia sentimental y tierna situada en un barrio popular parisino donde los desheredados intentan capear los efectos de la crisis. En las buhardillas, bajo los tejados del París bohemio, viven los pobres, los artistas y los extranjeros sin fortuna. Entre ellos está Albert, un joven que sobrevive como cantante callejero que se enamora de Pola, una inmigrante perseguida por Fred, jefe de una banda de carteristas. Albert y Pola viven juntos hasta que es encarcelado acusado falsamente de robo. Sin proponérselo ella atrae la atención romántica de tres hombres muy diferentes. La conmovedora interpretación de  Pola Illéry, flanqueada por Albert Prejean y Gastón Modot, no es el único interés de la función, con excelentes decorados de Lazare Meerson y notables alardes estilísticos, incluyendo sorprendentes movimiento de cámara y un uso verdaderamente creativo del elemento sonoro en el que destaca la pegadiza canción que da título a la cinta.

Si algún tema caracterizará el cine de René Clair a partir de este momento va a ser la alegría de vivir, incluso en las peores condiciones y tras sufrir dolorosas tragedias. Los ambientes turbios o sórdidos darán cobijo a vagabundos bohemios o parejas sin dinero que muestran sin tapujos su felicidad sentimental, madres solteras que sobreviven con esfuerzo aunque sin perder la esperanza o músicos ambulantes en modestas buhardillas, hasta configurar un universo próximo al realismo poético, donde la reconstrucción de calles y edificios enteros en estudio jugaría un papel determinante. A ello hay que añadir una extremada habilidad para una sátira social capaz de moverse en unos límites aceptables para un público económicamente acomodado y divertidos para los espectadores de clases más populares.

20:30h.
ENTRADA LIBRE HASTA COMPLETAR AFORO
Centro Cultural MVA.
Calle Ollerías 34, 29012 Málaga
Actividad Generación del 27 - Cine en Cine club del 27
5/8/20195/8/2019Europe/MadridCineclub del 27. Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)Diputación de Málaga

Cineclub del 27. Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)
Ciclo Visiones de La Mujer en el Cine de los años veinte y treinta.
Proyección de la película  Bajo los techos de París (Sous les toits de París. R. Clair, 1930)

Miércoles, 8 de mayo. 20:30h.
Centro Cultural MVA. Calle Ollerías, 34.

Entrada libre hasta completar aforo.

Continuando con el ciclo Visiones de la Mujer en el cine de los años 20 y 30, el Cineclub del 27 presenta Bajo los techos de París, una obra decisiva en la historia, tanto por su papel innovador en el plano estético y su condición de pionera como por su contribución técnica. Tras sus experiencias con el cine de vanguardia, en colaboración con Picabia o Duchamp, como Entreacto (1924) o El viaje imaginario (1925), el documental La Tour y su  éxito comercial con el vodevil Un sombrero de paja de Italia, René Clair reaccionó de forma vehemente ante la inminencia de la llegada del cine sonoro a Francia, de un modo semejante al de Chaplin en Norteamérica. Intuía cómo la ductilidad expresiva que había ido enriqueciendo los modos de este medio desde principios de siglo se iba a perder sin remedio y, con ella, su alcance como lenguaje universal. Además, el estatismo visual que imponían las limitaciones de movimiento de cámara debidas a las necesidades del registro del sonido influiría negativamente en la estética visual.

Tras un año asistiendo como espectador a estrenos de producciones extranjeras en el nuevo sistema parlante, como se decía entonces, e interesándose por las condiciones del mismo, decidió asumir la responsabilidad de dirigir la primera película sonora del cinema francés. Pero lo hizo de una forma única, deudora de los alardes narrativos del período que moría y sacando todo el partido a las posibilidades de la banda sonora incorporada al metraje, creando una obra a contracorriente y apasionante aún hoy para cualquier aficionado al cine.

Las sorprendentes fórmulas expresivas utilizadas en este film tendrían una enorme influencia: la cámara en continuo movimiento que describe el ambiente donde se desarrolla la trama, o la ausencia ocasional de imagen para que el sonido conduzca la acción, como ocurre en una de las secuencias más justamente alabadas de toda la historia del cine, cuando un disparo apaga el único farol de la calle y en medio de la oscuridad se escuchan gritos, palabras sueltas, silbatos de policía y el ruido de un tren o la música que sale de un local a intervalos cuando se abre su puerta.

Una historia sentimental y tierna situada en un barrio popular parisino donde los desheredados intentan capear los efectos de la crisis. En las buhardillas, bajo los tejados del París bohemio, viven los pobres, los artistas y los extranjeros sin fortuna. Entre ellos está Albert, un joven que sobrevive como cantante callejero que se enamora de Pola, una inmigrante perseguida por Fred, jefe de una banda de carteristas. Albert y Pola viven juntos hasta que es encarcelado acusado falsamente de robo. Sin proponérselo ella atrae la atención romántica de tres hombres muy diferentes. La conmovedora interpretación de  Pola Illéry, flanqueada por Albert Prejean y Gastón Modot, no es el único interés de la función, con excelentes decorados de Lazare Meerson y notables alardes estilísticos, incluyendo sorprendentes movimiento de cámara y un uso verdaderamente creativo del elemento sonoro en el que destaca la pegadiza canción que da título a la cinta.

Si algún tema caracterizará el cine de René Clair a partir de este momento va a ser la alegría de vivir, incluso en las peores condiciones y tras sufrir dolorosas tragedias. Los ambientes turbios o sórdidos darán cobijo a vagabundos bohemios o parejas sin dinero que muestran sin tapujos su felicidad sentimental, madres solteras que sobreviven con esfuerzo aunque sin perder la esperanza o músicos ambulantes en modestas buhardillas, hasta configurar un universo próximo al realismo poético, donde la reconstrucción de calles y edificios enteros en estudio jugaría un papel determinante. A ello hay que añadir una extremada habilidad para una sátira social capaz de moverse en unos límites aceptables para un público económicamente acomodado y divertidos para los espectadores de clases más populares.

Centro Cultural MVA, Calle Ollerías 34, 29012 Málaga