El Mirador del Corcho está situado dentro del Parque Natural de Los Alcornocales.

El Parque Natural de Los Alcornocales se extiende desde el cruce de El Colmenar hasta el Estrecho de Gibraltar, en una masa forestal de 170.000 hectáreas, uno de los mayores bosques de Andalucía y el alcornocal más extenso del mundo.

Un lugar emblemático donde veremos unas maravillosas panorámicas.

El alcornoque (Quercus suber) es un árbol de la misma familia de las encinas y los quejigos que se caracteriza por tener una corteza muy apreciada para la industria de la fabricación de tapones además de otros productos idóneos para la decoración y climatización de viviendas.

Cada nueve años el alcornoque tiene la capacidad de renovar completamente su corteza por lo que las fincas se suelen dividir en nueve parcelas de tal manera que con la saca de cada parte se garantizan unos ingresos anuales por la venta del corcho.
Este trabajo, altamente especializado se estructura en tres fases;
1) La pela o descorche. Esta tarea la realizan con maestría los hacheros que se encargan de marcar en los troncos las planchas que posteriormente los rajadores se encargan de desprender del tronco del árbol. Estas planchas se parten en trozos iguales y se amontonan.
2) El transporte. En esta fase entran en juego los arrieros que, con la ayuda de sus mulas, se encargan de sacar el corcho desde la espesura del bosque hasta los patios de corchas. Las mulas, una vez enseñadas, son capaces de trasladar sus pesadas y voluminosas cargas desde el bosque hasta el patio incluso sin la guía del arriero.
3) Pesado y almacenado. En los patios de corchas se descargan las mulas, se pesa y se apila el corcho en función de su grosor y calidad en grandes montones. A partir de este momento se vende o subastan las pilas y se transportan hasta su lugar de destino para su transformación.

La explotación del corcho, además de ser una importante fuente de ingresos para los propietarios y ayuntamientos como el de Cortes de la Frontera, ayuda a mantener limpio el bosque, lo que evita la propagación de incendios forestales, al mismo tiempo que permite otros aprovechamientos como la ganadería, la producción de miel o la recolección de brezo y setas.

En cada tapón de corcho que llega hasta nuestros hogares va incorporada una tradición milenaria y un ejemplo de sostenibilidad en la relación entre el Hombre y el bosque, lo que ha ayudado a conservar una de las últimas selvas vírgenes mediterráneas. En el Centro de Interpretación del Corcho, en Cortes de la Frontera, se muestran los aspectos culturales de la industria del corcho así como sus curiosas aplicaciones.