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El cambio climático post covid: una oportunidad para hacerlo mejor

Diputación de Málaga

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El cambio climático post covid: una oportunidad para hacerlo mejor

La lucha contra el cambio climático tras la covid no puede detenerse

No cabe duda de que el calentamiento global es el gran problema de la humanidad en el siglo XXI. Sin embargo, a pesar de todo lo malo que nos ha traído la pandemia del coronavirus, también tenemos que ser capaces de buscar lo positivo.

El mundo ha cambiado tras la aparición de este virus. Pero más allá de aferrarnos a lo que hayamos perdido, tenemos la oportunidad de hacer las cosas mucho mejor en este nuevo panorama que se nos presenta. Además, es la forma de darle sentido a todo lo que nos ha sucedido estos últimos dos años.

Por otro lado, la pandemia nos ha dejado algunas lecciones importantes relacionadas con el medio ambiente y el propio cambio climático. Con nuestra manera de vivir y con las posibilidades que tenemos de mejorar nuestra situación. Y eso es algo innegable de lo que necesitamos tomar conciencia lo antes posible.

Con más de 8000 millones de habitantes en el mundo, debemos enfrentar los problemas medioambientales tanto a escala global como a nivel local. Tenemos un consumo energetico y de recursos insostenible. Esto deriva en vertidos de residuos incontrolables y finaliza con problemas de salud y desigualdad.
Es por todo esto que el cambio debe empezar en cada uno de nosotros como individuo. El mundo ha cambiado, sí. ¿Pero quién dice que para peor? Eso depende de nosotros. Y desde luego no podemos permitirnos desaprovechar esta oportunidad que se nos ha presentado para mejorar las cosas.

La biodiversidad nos protege frente al cambio climático y la covid

Una de las mejoras armas para combatir el cambio climático, la covid y la aparición de otras enfermedades es proteger nuestra biodiversidad. Científicos de todo el mundo llevan años advirtiendo de que la perdida de especies a la que estamos asistiendo actúa como catalizador de la expansión de virus.
El motivo es que la diversidad de flora y fauna son como una especie de escudo protector. El motivo es que muchas de estas especies sirven como huésped para miles de virus que ni siquiera conocemos todavía. Al disminuir las especies existentes y destruir ecosistemas, estamos facilitando la zoonosis, es decir, el salto de virus de animales a seres humanos.

Las estadísticas establecen que más del 70% de las nuevas enfermedades emergentes que contagian a los seres humanos proceden de los animales. Entre los factores que aumentan las probabilidades de zoonosis, destacan:
    • Deforestación y cambios en el uso del suelo.
    • Comercio ilegal de la vida silvestre.
    • Agricultura y ganadería intensiva.
    • El cambio climático, como catalizador de la pérdida de biodiversidad.

El mecanismo es muy simple. Cuando talamos árboles, matamos animales y cambiamos los ecosistemas para nuestro beneficio económico, estamos liberando virus de sus huéspedes originales. Estos buscan nuevos organismos para sobrevivir. Y en muchas ocasiones, somos nosotros los que estamos ahí.

Como consecuencia, es fácil entender que si queremos evitar la proliferación de nuevas pandemias debemos proteger la biodiversidad. La creación de ecosistemas sostenibles para reparar el daño causado es una obligación con nosotros mismos y nuestro futuro. Estamos a tiempo de poner remedio a la situación.
Cada vez nacen más iniciativas para luchar contra esta situación. Pero necesitamos el compromiso de todo el mundo, porque estamos juntos en esto. El calentamiento global nos va a afectar a todos por igual.

Un nuevo modelo de consumo frenará el cambio climático y la covid

Para detener el cambio climático, la covid y otros virus tenemos que transformar nuestros modelos de producción y consumo. Los confinamientos y las restricciones impuestas para enfrentar la pandemia nos han demostrado lo mucho que puede mejorar el medio ambiente si nuestra acción destructiva. Y eso es un hecho.

Hemos detenido nuestra actividad y el mundo ha respirado tranquilo. Todos lo hemos visto. Esto no significa que tengamos que dejar de producir. Pero está claro que necesitamos replantearnos la manera en la que producimos y también en la que producimos. Esta es una de las grandes lecciones que nos ha dado el virus.
Producimos y consumimos sin control. Utilizamos muchos más recursos de los que necesitamos. Además, esto desemboca en otros problemas como la desigualdad. Algunos consumimos en exceso y otros no pueden consumir nada. Además, no podemos olvidar que los recursos no son infinitos, por lo que hay que hacer un uso sostenible de ellos.

El uso de las energías renovables, el fomento de un transporte sostenible y el crecimiento de un consumo sostenible no son opciones. Cada vez más países declaran el estado de emergencia climática, y esto es síntoma de que estamos tomando conciencia de la situación. Estas declaraciones no deben asustarnos. Son una buena noticia.

Tampoco debemos olvidar que con un sistema sostenible también estaríamos solucionando otros problemas. La movilidad sostenible por ejemplo repercute directamente en nuestra salud teniendo un impacto positivo. Al igual que llevar una dieta respetuosa con el medio ambiente. Estos hechos deberían ayudarnos a impulsar el cambio.

Otros aspectos como el ahorro energético utilizando bombillas led o de bajo consumo repercutiría en nuestro bolsillo. Todo son ventajas en un mundo sostenible.

Las acciones políticas contra los efectos del calentamiento global

Ya no hay duda de que el cambio climático impulsa enfermedades como la covid. Que vivimos una emergencia climática global está más que demostrado. Sufrimos efectos naturales adversos cada vez con mayor frecuencia. Olvidarnos del problema es cada vez más complicado, lo cual debe empujarnos a actuar.

Las iniciativas individuales pueden marcar la diferencia y son imprescindibles para que se produzca un cambio. Pero también necesitamos una acción política comprometida con un futuro verde. Las cumbres del clima suponen un compromiso internacional de acción global. El problema son los tiempos de actuación.
Transformar un modelo no es sencillo, y es evidente que no puede ser rápido. Pero los objetivos de desarrollo sostenible no se pueden seguir demorando. El Pacto Verde Europeo o el Acuerdo de París demuestra el compromiso creciente de los gobiernos de todo el mundo. Sin embargo la respuesta debe llegar antes.

El problema es que nos hemos visto obligados a detenernos frente a una nueva amenaza inminente como ha sido la pandemia del coronavirus. Pero esto es un error. No podemos atajar un problema sin solucionar el otro porque como hemos visto, están estrechamente relacionados. La mejor vacuna es proteger nuestra biodiversidad.

En gran medida sufrimos este virus porque hemos debilitado los ecosistemas. Unas políticas medioambientales que garanticen un desarrollo sostenible son la mejor defensa para la sociedad frente a la proliferación de nuevas enfermedades. Legislar en favor de la sostenibilidad es urgente.

Todo ello demuestra que vivimos en un mundo interconectado. Ningún país puede enfrentar el problema en solitario. Nos necesitamos unos a otros. Y ahora, tenemos una gran oportunidad de comenzar un nuevo mundo mas sostenible.