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La economía de la biodiversidad es fundamental para nuestro futuro

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La economía de la biodiversidad es fundamental para nuestro futuro

La economía de la biodiversidad es un estudio mundial llevado a cabo por el G8 con la colaboración de 5 importantes economías en desarrollo.

Su tesis se fundamenta en los beneficios económicos de la biodiversidad económica. También refleja los costes que tiene la pérdida de dicha biodiversidad.

Otro punto importante del informe, es la denuncia con respecto a la falta de medidas de protección frente a los costes que entramaría una conservación real y efectiva. Además, se postula la necesidad de integrar los valores económicos de la biodiversidad en las tomas de decisiones. Todo ello como cuestiones urgentes.

Pero este informe TEEB no sólo pretende llamar la atención sobre los gobiernos para que revisen sus legislaciones. También se dirige expresamente a toda la comunidad empresarial a nivel mundial. Esto tiene sentido si pensamos que las acciones de la empresa privada, tanto en positivo como en negativo, tienen un gran peso.

Algunas de las preguntas que se abordan en el documento son las siguientes:
– ¿Cuáles son los riesgos del cambio ecológico para las empresas?
– ¿Qué hacen las empresas actualmente en materia de servicios ecosistémicos?
– ¿Cómo pueden adecuarse las empresas para lograr beneficios de conservación?

Por otro lado, se incluyen también preguntas y propuestas para la comunidad científica, gobernantes a nivel global y ciudadanos.

La economía de la biodiversidad impacta en nuestro sistema económico

La economía de la biodiversidad es un concepto que afecta a nuestro sistema económico y a nuestros mercados más de lo que imaginamos. Cuando hablamos de la necesidad de proteger la biodiversidad y los ecosistemas, solemos enfocarlo desde el punto de vista de la salud del planeta, pero hay más.

No cabe duda que cuidar el medio ambiente es necesario para nuestra supervivencia. El calentamiento global es un problema real al que tenemos que hacer frente. Igual sucede con la contaminación del aire, la tierra y los mares. Pero rara vez nos detenemos a pensar en el aspecto económico de la biodiversidad.

La naturaleza nos proporciona una gran variedad de bienes: alimentos, agua, suelo para cultivar, captura del carbono atmosférico por medio de los árboles, y un largo etcétera. Resulta curioso cómo a pesar de depender de estos “servicios ecosistémicos”, los espacios naturales se consideran un bien público, y los mercados no los tienen en cuenta.

Esto tiene como consecuencia que se destruyen ecosistemas y se extinguen especies sin que el propio mercado se detenga a evaluar el daño económico de esa pérdida. Al talar árboles y destruir bosques (por ejemplo), aumentamos el riesgo de sufrir inundaciones. Eso, además del valor humano, también tiene un gran coste económico que no se tiene en cuenta.

La importancia de la sostenibilidad es innegable. Pero es que si hablamos en términos económicos, nos estamos basando exclusivamente en resultados inmediatos, obviando completamente el medio y el largo plazo. Al menos, en lo que atañe a los costes derivados de la naturaleza.

La economía de la biodiversidad debe caminar hacia la sostenibilidad

La economía de la biodiversidad se encuentra inmersa en el abandono y el olvido. La civilización industrial lleva más de 200 años alejándose de la sostenibilidad. Utilizamos los recursos naturales de manera irracional, según los necesitamos y sin detenernos a pensar a largo plazo. Sin duda, una señal grave de alarma.

Además, la contaminación ambiental es un problema serio en muchas partes del mundo, donde afecta a los habitantes, que sufren problemas respiratorios. Y por supuesto, a nivel mundial, vemos destruirse ecosistemas y biodiversidad. Nuestro modelo de consumo no es sostenible, y necesita cambiar radicalmente.

Dicho cambio, además, es necesario por otros motivos. Si nos detenemos a pensarlo, algunos de los países más ricos del mundo han abusado de los recursos naturales de forma poco eficaz. Y es que en algunas de estas zonas geográficas, la proliferación de la pobreza va en aumento. Algo está fallando en todos los sentidos.

En la actualidad, tenemos datos suficientes para entender que la mayor parte de los agentes contaminantes que hace peligrar la biodiversidad, son de los países más industrializados.

Nuestra forma de producir no respeta al medio ambiente y no contempla las pérdidas humanas y económicas a largo plazo.

Algunos datos son realmente alarmantes. Pero nos sirven para entender cómo solucionar el problema.

Porque tiene solución. Los peores contaminantes están perfectamente identificados: la producción industrial, las emisiones de los vehículos y el uso doméstico de la energía.

Sólo por nombrar algún dato que ilustre de lo que hablamos, vamos a trasladarnos rápidamente a 1989.

Sólo el 16% de la población mundial (que habitaba principalmente el hemisferio norte) consumió el 43% de los combustibles fósiles usados ese año. La solución, resulta más que evidente.

El agua supone una gran preocupación medioambiental y económica

Una de las grandes preocupaciones de la economía de la biodiversidad es el abastecimiento de agua, así como la calidad de la misma. El agua es quizás el recurso más importante que tenemos para la vida.

Y no es un recurso infinito. A pesar de ello, se encuentra sometido a una gran presión desde hace años, y parece que no cesa.

Los recursos hídricos son necesarios no sólo para su consumo. Lo son también para los animales, para las especies vegetales, y por supuesto, los necesitamos para nuestros cultivos, es decir, la alimentación. En muchas zonas del mundo, ya hay problemas de escasez y de calidad del agua, lo que hace incompresible la falta de medidas.

Parte de la solución a este problema la podemos encontrar en la propia naturaleza, que es precisamente a la que deberíamos atender. En estos días se ha celebrado el Día Internacional de la Diversidad Biológica, y precisamente, el agua ha sido uno de los temas más tratados desde muchas instituciones como base para salvaguardar nuestra biodiversidad.

Desde las Naciones Unidas se asegura que todavía tenemos agua suficiente. Pero hacen el matiz de que sólo será así si la mantenemos limpia y libre de agentes contaminantes. Por ese motivo, necesitamos tomar medidas ya.

Y volviendo al tema económico, la falta de agua en lugares como Asia, donde el agua se utiliza para miles de cultivos de cereales, crearía un problema monetario sin precedentes. Incluso nuestro sistema financiero depende de la naturaleza. Algo de lo que las empresas necesitan tomar conciencia.

Tenemos una visión clara de los problemas y en gran medida de las soluciones. Las herramientas para solucionar el problema están a nuestro alcance. Sólo tenemos que iniciar el camino juntos.

La economía de la biodiversidad es una llamamiento a las empresas.