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Cineclub del 27. Proyección de La Venus Rubia (Blonde Venus, J. von Sternberg, 1932)

Diputación de Málaga

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Cineclub del 27. Proyección de La Venus Rubia (Blonde Venus, J. von Sternberg, 1932)

Ésta es una de las siete películas con las que Marlene Dietrich se consagró como uno de los mitos más sólidos y perdurables de la historia del cine de la mano de Joseph von Sternberg. Con estrellas como Cary Grant y Herbert Marshall dándole la réplica, la cinta contiene momentos de gran plasticidad y un asombroso vestuario que incluye una aparición de ella de gentleman (con chistera y todo); aparece hasta vestida de gorila en el inolvidable número de striptease Hot Voodoo, entre las canciones que interpreta llena de frescura y picardía. Su imagen se nos muestra cuidada y exaltada hasta el límite en formidables primeros planos, responsabilidad de Bert Glennon, que pocos años después firmaría la fotografía de La diligencia. Por lo que hace al argumento, muchos años después Marlene juraría que éste era de su autoría y que no fue reconocido así debido a las presiones de la censura y las consecuencias negativas que hubiera tenido para su carrera posterior.
La historia que nos cuenta la cinta es la de una antigua cabaretera casada con un químico de escasos recursos y con un hijo en común. Cuando su marido cae enfermo a consecuencia de sus experimentos, ella debe regresar a la vida nocturna para sufragar su costoso tratamiento y mantener a su hijo pequeño. En pos de la estabilidad económica aceptará convertirse en amante de un acaudalado playboy.
El tono melodramático se ve suavizado con elementos de comedia excéntrica (estilo en desarrollo que marcaría los derroteros de ese género en la segunda mitad de la década) en la que se dan cita el exceso y la exageración en una tensión de alto voltaje, pero sin abandonar el tono realista como ocurrirá en las dos siguientes (y últimas) colaboraciones de la pareja - Capricho Imperial y El Diablo es una mujer - más pasadas de rosca en argumento y escenografía. Abundan las referencias visuales al expresionismo de la década anterior con proyección de sombras, encuadres torcidos y ambientes sórdidos que contrastan con la luminosidad y glamour de otras secuencias.
A pesar de su éxito en taquilla, esta película marca el inicio de la decadencia de von Sternberg. Realizada en el apogeo de la Depresión económica, fue bien recibida por un público necesitado de emociones fuertes y argumentos escapistas. Llaman la atención sus visiones pioneras del skyline neoyorquino y de la fachada marítima de la ciudad, en tácita referencia a la película Los muelles de Nueva York con la que pocos años antes von Sternberg había sentado las bases del cine negro, aún en el período mudo. Paradójicamente, también lo hacen las colas de indigentes, así como los comedores sociales y los dormitorios colectivos, que nos sitúan en el momento de su realización.
Marlene queda al fin como la verdadera razón de ser de la película y una excelente razón para recuperar esta cinta, tal vez la menos recordada de las que nos legó su feliz colaboración con von Sternberg.


Facebook: @Generaciondel27
Twitter: @Generaciondel27
Instagram: @generacion27
Web:malaga.es/generaciondel27

20:00 horas
Entrada libre hasta completar aforo
Centro Cultural MVA..
Calle Ollerias 34, 29012, Málaga
Actividad Generación del 27
5/9/20225/9/2022Europe/MadridCineclub del 27. Proyección de La Venus Rubia (Blonde Venus, J. von Sternberg, 1932)Diputación de Málaga

Ésta es una de las siete películas con las que Marlene Dietrich se consagró como uno de los mitos más sólidos y perdurables de la historia del cine de la mano de Joseph von Sternberg. Con estrellas como Cary Grant y Herbert Marshall dándole la réplica, la cinta contiene momentos de gran plasticidad y un asombroso vestuario que incluye una aparición de ella de gentleman (con chistera y todo); aparece hasta vestida de gorila en el inolvidable número de striptease Hot Voodoo, entre las canciones que interpreta llena de frescura y picardía. Su imagen se nos muestra cuidada y exaltada hasta el límite en formidables primeros planos, responsabilidad de Bert Glennon, que pocos años después firmaría la fotografía de La diligencia. Por lo que hace al argumento, muchos años después Marlene juraría que éste era de su autoría y que no fue reconocido así debido a las presiones de la censura y las consecuencias negativas que hubiera tenido para su carrera posterior.
La historia que nos cuenta la cinta es la de una antigua cabaretera casada con un químico de escasos recursos y con un hijo en común. Cuando su marido cae enfermo a consecuencia de sus experimentos, ella debe regresar a la vida nocturna para sufragar su costoso tratamiento y mantener a su hijo pequeño. En pos de la estabilidad económica aceptará convertirse en amante de un acaudalado playboy.
El tono melodramático se ve suavizado con elementos de comedia excéntrica (estilo en desarrollo que marcaría los derroteros de ese género en la segunda mitad de la década) en la que se dan cita el exceso y la exageración en una tensión de alto voltaje, pero sin abandonar el tono realista como ocurrirá en las dos siguientes (y últimas) colaboraciones de la pareja - Capricho Imperial y El Diablo es una mujer - más pasadas de rosca en argumento y escenografía. Abundan las referencias visuales al expresionismo de la década anterior con proyección de sombras, encuadres torcidos y ambientes sórdidos que contrastan con la luminosidad y glamour de otras secuencias.
A pesar de su éxito en taquilla, esta película marca el inicio de la decadencia de von Sternberg. Realizada en el apogeo de la Depresión económica, fue bien recibida por un público necesitado de emociones fuertes y argumentos escapistas. Llaman la atención sus visiones pioneras del skyline neoyorquino y de la fachada marítima de la ciudad, en tácita referencia a la película Los muelles de Nueva York con la que pocos años antes von Sternberg había sentado las bases del cine negro, aún en el período mudo. Paradójicamente, también lo hacen las colas de indigentes, así como los comedores sociales y los dormitorios colectivos, que nos sitúan en el momento de su realización.
Marlene queda al fin como la verdadera razón de ser de la película y una excelente razón para recuperar esta cinta, tal vez la menos recordada de las que nos legó su feliz colaboración con von Sternberg.


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