El profesor Jacques Issorel ha donado a la biblioteca “Cristóbal Bermúdez Plata” de Morón de la frontera documentos relativos al poeta Fernando Villalón. Una relación mínima es la que sigue:
-El manuscrito de su Edition critique des Oeuvres poetiques de Fernando Villalón, tesis de tercer ciclo presentada en 1980 (6 vols., 1.276 p.).
-El manuscrito de Fernando Villalón ou la rebellion de l’automne. Etude sur un poete andalou de la generation de 1927 ou la rebellion de l’automme, tesis doctoral presentada en 1986 (5 vols., 1.533 p.).
-Varias carpetas con copias de textos críticos de varios autores sobre Fernando Villalón, útiles para la elaboración de su tesis y los prólogos de las ediciones de la obra villaloniana.
-Varias carpetas con copias de documentos particulares del poeta: ganadería, registro de la propiedad, expediente académico, etc.
-Separatas de reseñas y artículos autoría de Jacques Issorel sobre Villalón y otros escritores.

En noviembre de 2011, justo al cumplirse los 25 años de historia de la extinta Fundación Fernando Villalón, se le reconocía públicamente por esta actividad. En el texto justificativo se indicaba: “Su labor, no solamente nos permite conocer mejor a un autor de la Generación del 27, quizá menos conocido que otros, pero no menos interesante, sino que lleva, con orgullo, el nombre de Morón de la Frontera a los ámbitos culturales y académicos de todo el mundo”.
El 28 de febrero de 2018, por acuerdo plenario, recibió el título de Hijo Adoptivo de la localidad.

Fernando Villalón (Sevilla, 1881-Madrid, 1930). Con él todo era posible: la leyenda taurina, los cuentos de aparecidos, las historias mitológicas y las crónicas de bandoleros. Formó parte de la Generación del 27 con obras que representan lo mejor de ese espíritu de la vanguardia que aunó la lírica popular con la evocación surrealista.
Puede que de los poetas del 27 Villalón sea el de biografía más extravagante. Fue aristócrata -conde de Miraflores de los Ángeles-, teósofo y ganadero que quiso criar una raza de toros con los ojos verdes. Hay quien lo llamó el poeta brujo de la Generación del 27. Y es cierto que cuando «la brillante pléyade» viajó a Sevilla para quedar inmortalizada en la fotografía icónica, el creador tuvo un papel destacado en aquellos días de fiesta y versos.

Narra la periodista Eva Díaz que en la finca de Pino Montano de Sánchez Mejías, donde los niños del 27 se reunieron para brindar por Góngora, Villalón puso la nota misteriosa. En aquella delirante velada se encargó de una sesión hipnótica en la que Rafael Alberti fue la víctima. Luego hubo flamenco, recital jocoso-gongorino de Dámaso Alonso, bromas dadaístas de Lorca, disfraces moriscos de Jorge Guillén y Gerardo Diego y visita al cercano manicomio de Miraflores para descubrir los perfiles acerados de la locura surrealista.

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