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Llanto por Sánchez Mejías

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Llanto por Sánchez Mejías

Mecenas de la Generación del 27, se cumplen 86 años de la fatídica cornada de un torero atípico

No es tan raro como podría suponerse que toreros de mediana calidad se conviertan en figuras consagradas. Y nadie tan singular, en este sentido, como Ignacio Sánchez Mejías (Sevilla, 1891-Madrid, 1934), el “valiente literato y culto banderillero”.
El diestro, victimado por “Granadino”, iba a acceder a la inmortalidad gracias a su amigo Federico García Lorca, que le dedicó una elegía que ocupa lugar prominente en las antologías más rigurosas dedicadas a la poesía en castellano.

El famoso espada había conocido a Federico unos años atrás, cuando éste y otros poetas jóvenes preparaban un homenaje reivindicatorio a don Luis de Góngora y Argote. Lector voraz de todos los géneros literarios, Mejías había escrito dos piezas dramáticas  –“Sinrazón” y “Zayas”–, cuando topó con aquel grupo de universitarios llenos de vitalidad e ideas nuevas, empeñados en desempolvar al poeta del Siglo de Oro más críptico y desdeñado. De inmediato apoyó el proyecto, con su prestigio social y de su propio peculio. Seguramente, la Generación del 27 habría destacado por sí misma, pero no con la presteza ni la resonancia que le brindó el desinteresado mecenazgo de Sánchez Mejías.

Con García Lorca tuvo Sánchez Mejías una relación particularmente entrañable. Cuando el poeta granadino se vio solo y sin recursos en Nueva York, había acudido prestamente en su auxilio en una verdadera operación de rescate, que aprovecharía Ignacio para proponer y dictar una conferencia sobre Tauromaquia en la Universidad de Columbia, que se dio a auditorio lleno y despertó el interés de la prensa cultural neoyorquina.  Tampoco le costó mayor esfuerzo convencer a Encarnación López “La Argentinita” –bailarina de flamenco de  primerísimo nivel, con quien el torero mantenía una relación extramarital— para que se integrara al grupo “La Barraca”, creado por Lorca para el rescate y difusión del folklore vernáculo, y que habría de recorrer España en tiempos de la República.

A la muerta del torero, Lorca escribió “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, pieza cumbre de la poesía elegíaca en castellano, sólo comparable a las “Coplas” dedicadas por Jorge Manrique a la muerte de su padre cinco siglos atrás.

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