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Historia de Torrox

Diputación de Málaga
Torrox. Iglesia de la Encarnación

Historia de Torrox

La denominación de Torróx se deriva del vocablo árabe que significaba "torre", aunque hay constancia de que los primeros asentamientos urbanos se remontan a los siglos primero y cuarto, fecha en la que están datados los restos arqueológicos encontrados en la desembocadura del río Torróx. Con anterioridad a los romanos, los fenicios también se asentaron en esta zona al igual que lo hicieron en otros puntos de la costa malagueña. En cualquier caso, fueron los romanos los que dejaron las primeras huellas de importancia. El descubrimiento de la factoría-romana, cuyo nombre es Claviclum, los romanos desarrollaron la industria de la conserva del pescado, el célebre "garum", que se exportaba a Roma.

En el año 755 llegó a Torróx, después de desembarcar en Almuñécar, el príncipe Abd-el-Rahamn Ben Muawiya, último representante de la dinastía Omeya, y huido de Damasco para reunirse con sus partidarios de Al-Ándalus. Una vez aquí logró reunir un gran ejército al frente del cual se dirigió a Archidona, donde fue proclamado Emir de los creyentes en marzo del 756. Abd-el-Rahman fue el primer Emir independiente y Califa de Córdoba. Su dinastía, que duró tres siglos, fomentó la cultura, el comercio, la agricultura y las artes. Pero la población mozárabe de Torróx no estaba contenta. Este malestar les hizo unirse, a finales del siglo noveno, a la sublevación conocida como la de los mozárabes, que encabezó Omar Ben Hafsun contra el califato cordobés. El califa Abd-el-Rahman puso sitio al castillo de Torróx en el 914, derrotó y apresó a todos los rebeldes y quemó las naves que acudieron a la costa en ayuda de los sitiados. En el siglo undécimo surgió una población completamente musulmana que dependía de la taha de Frigiliana.

Torróx fue conquistada por los Reyes Católicos en el 1487, tras la toma de Vélez-Málaga, aunque su conquista no se consolidó hasta el año siguiente. Los monarcas cristianos otorgaron el título de Muy Noble y Muy Leal Villa de Torróx en el año 1503.

Existen testimonios de que, a mitad del siglo diecinueve, habían tres fábricas de harina, dos de aceite, dos alfarerías, una fábrica de aguardiente y otra de caña de azúcar, esta última perteneciente a la familia Larios. Sin embargo, los terremotos sucesivos que asolaron la comarca a finales de 1884 y 1885 provocaron grandes daños en este municipio.

Torróx conserva en el barrio alto de la Almedina el más perdurable legado que la civilización andalusí pudo otorgarle. Se trata de un trazado urbanístico de contrastes, aprovechamiento mínimo del espacio y misteriosos juegos de luces y sombras, idéntico al resto de pueblos de la Axarquía, pero más intenso. Las calles Espadas y La Bola condicionan el resto del callejero. En un plano más elevado nos encontramos con la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, del siglo diecisiete. Actualmente se sigue conservando uno de los torreones de la antigua fortaleza, incrustado en una vivienda cercana a la plaza de la Constitución.

La economía de Torróx se mueve en una dualidad permanente: por un lado, el impulso que va adquiriendo el turismo, como se puede observar y disfrutar en los núcleos costeros de Torróx-Costa, El Morche y el Peñoncillo, con una importante población de residentes alemanes. Y por otro, el mantenimiento de la agricultura, sobre todo en invernaderos cercanos al propio núcleo urbano, en los que se cultivan hortalizas, frutas y tropicales, sin olvidar la agricultura en bancales donde persisten los tradicionales almendros en terrazas inaccesible para la maquinaria o del olivar en las laderas. Como curiosidad medioambiental, decir que la huerta torreceña alberga un especimen único, la mariposa monarca, ya extinguida del resto de Europa.