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Historia de Atajate

Diputación de Málaga
Calle Nueva, Atajate

Historia de Atajate

Atajate es el pueblo más pequeño de la provincia de Málaga y cambia su fisonomía en la época estival, cuando retornan los emigrantes, en cifra similar a los residentes, fechas en las que adquiere mayor movilidad pero sin perder su ambiente de familiaridad. De todos modos, durante el resto del año permanecen numerosas casas cerradas.

Los primeros restos de asentamientos humanos hallados en el término de Atajate corresponden a fragmentos de hachas que se encontraron en el interior de algunas cavernas del entorno; así mismo se han encontrado monedas y cerámicas correspondientes a la época romana. Tras los romanos llegaron los árabes que fueron los verdaderos promotores del actual núcleo urbano.

El primitivo núcleo se asentó en el cercano Cerro del Cuervo y por su posición o fortaleza entre los reinos moros de Sevilla y Granada debió contar con un castillo y fortificaciones en tiempos de los árabes. Más adelante también jugó un papel importante en las luchas entre moros y cristianos, dada su situación estratégica entre Ronda y Gaucín. Aún hoy podemos contemplar restos de los muros de la antigua iglesia que forman parte del cementerio.

Más tarde, durante la guerra de la Independencia, en el siglo diecinueve, el pueblo fue destruido por las tropas napoleónicas y posteriormente se convirtió en refugio de bandoleros que atracaban las diligencias en el camino de la Serranía.

Sus calles son estrechas y tortuosas, empedradas en su gran mayoría, y construidas sobre el monte Cerro Pardo. Su centro sociológico lo podíamos situar en la iglesia barroca de San José, junto a la carretera que une Algeciras con Ronda, en cuyas escalinatas se puede comprobar como una población envejecida deja pasar el tiempo.

Como todos los municipios de la zona, basan su economía en la agricultura, destacando el aceite, el mosto, los palmitos, los higos y las almendras; y como productos elaborados, el queso de almendra y el licor de cereza.