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Historia de Benamocarra

Diputación de Málaga
Monumento a Eduardo Ocon, Benamocarra. Axarquía

Historia de Benamocarra

Benamocarra mira al valle del río Vélez desde una altitud de 126 metros sobre la Loma de la Quera, la cual separa los arroyos de Jurado y de Campanaja, afluente del río de Iznate. Al oeste de este río el territorio de Benamocarra es una sucesión de pequeñas lomas generalmente cubiertas de olivar y almendros, mientras que al este del río de Iznate, y ya en los fondos de su valle, el paisaje está cambiando en los últimos años gracias al avance de las plantaciones de cultivos subtropicales, principalmente aguacates, que ascienden en bancales por las suaves lomas próximas al pueblo, mezcladas con huertas de naranjos y limoneros.

El nombre de Benamocarra, que significa hijos de Mukarran, denota su origen árabe y su historia anterior a la conquista cristiana se encuentra estrechamente ligada a la de otros pueblos próximos que en su origen fueron alquerías. Se sabe que poco después de la conquista cristiana, en el siglo dieciséis, el lugar estaba mayoritariamente habitado por moriscos que, expulsados años más tarde, fueron sustituidos por cristianos viejos procedentes de Sevilla y de Antequera.

De la primitiva población musulmana quedan algunos vestigios en las proximidades del pozo Luchina. En esta población nació el músico malagueño D. Eduardo Ocón Rivas, cuya casa aún está en una de las calles del pueblo y al que la ciudad de Málaga ha dedicado el auditorio del Paseo del Parque.

A los mocarreños siempre se les ha tenido por buenos "tratantes", siempre dedicados a comprar y vender por los pueblos de la comarca cualquier cosa que cayeran en sus manos. Así, es muy difícil encontrar tierras baldías y sus jóvenes tienen bastante asumido la cultura emprendedora. Esto ha supuesto un cambio en el aspecto urbano del pueblo ya que las originarias casas y calles conviven con otras modernas, variando el aspecto original y perdiendo el encanto de lo añejo. La parroquia de Santa Ana ejemplifica el proceso pues, aunque conserva su vieja torre y artesonado mudéjar, en 1949 se remodeló totalmente.

Sin embargo, no todo es así. Hay calles y monumentos que sí han sabido mantener intacta la huella del pasado. Tal es el caso de la calle del Pilar, donde se alinean dos de las tres fuentes del pueblo, la plaza del Calvario, o el barrio de San Isidro. En cualquier caso, diversos mosaicos instalados en lugares estratégicos de la localidad reavivan la memoria histórica de Benamocarra.

Al igual que las localidades vecinas, en 1875 la plaga de la filoxera acabó con la vid. Pero Benamocarra supo encontrar en los cultivos hortofrutícolas, fundamentalmente los agrios y tropicales, un nuevo enfoque para su economía.

Su iglesia data del año 1505, mandada construir por el arzobispo de Sevilla don Diego de Deza, y confirmada el 5 de enero de 1510 por el rey Fernando. Es de orden gótico y consta de tres naves. Según Vázquez Otero “poseyó una verdadera riqueza en esculturas, joyas y objetos de culto, con un magnífico órgano que, al igual que el coro, fueron adquiridos con los productos de las representaciones escénicas, a las que siempre eran aficionadas las gentes jóvenes del pueblo”.

Nació en ella el músico malagueño D.Eduardo Ocón Rivas, cuya casa natal aún se conserva.