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Historia de Istán

Diputación de Málaga
0284. El Paso de Istán

Historia de Istán

Del origen de los asentamientos humanos en Istán hay indicios de que pudo haber existencia de población romana. Según algunos datos, la proliferación de alquerías alrededor de las torres de vigilancia o fortalezas, deben datarse en torno a inicios del siglo décimo. El sistema de vigilancia establecido en aquella época estaría compuesto por la Atalaya de Nargüeles, el Lastonar, Castillejo, Torre de Istán, Fuerte de Arboto y Venta Quemá.

Sin embargo, fueron los árabes los que dejaron una huella más profunda, como podemos observar al pasear por sus blancas y estrechas calles. De las luchas entre los árabes y los cristianos han surgido muchos de los nombres de los lugares más característicos del pueblo: la plaza de Armas, el Puerto de la Refriega o el Tajo Banderas.

En mayo de 1506 tuvo lugar un intento de fuga hacia el norte de África por parte de toda la población morisca de Istán, siendo detenidos en río Verde por las tropas de Marbella en una sangrienta batalla. Los supervivientes fueron sometidos a prisión y a galeras y sus bienes pasaron a la Corona de Castilla como botín de guerra. Tras el aplastamiento de la rebelión musulmana, que tuvo lugar en 1569, se produjo un despoblamiento de la zona que fue subsanado por Felipe Segundo tres años después con cristianos viejos procedentes de, Murcia y Extremadura. A los istaneños también se les conoce como los "panochos" que era la lengua que hablaban esos colonos viejos provenientes de la zona murciana.

Este pueblo se sitúa en la falda de Sierra Blanca en un enclave envidiable apenas a 14 kilómetros del mar, cerca de la cosmopolita Marbella. Eso hace que la Costa del Sol sea su principal fuente de ingresos. Pero lo más importante de Istán es su enorme riqueza natural ya que está rodeado de bellísimos parajes de alcornoques, pinos, quejigos y castaños. Destaca, con más de 500 años de antigüedad, el "Castaño Santo" impresionante árbol que ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad. Pero no se podrían entender a Istán sin el agua, ese agua que brota de la Sierra y que da origen al río Verde. Una fuente con seis caños en el centro del municipio nos recuerda ese protagonismo haciendo fluir el agua por las fuentes y acequias del pueblo. Esta agua, al llegar a la calle Chorro, se almacena en una gran pila cubierta por cuatro arcos, lugar que fue testigo de jornadas en las que se lavaba allí la ropa. Tan importante es el agua en Istán que cuenta con su propio Museo del Agua.

En su entramado urbano, limpio y coqueto, encontramos calles como la Empedrada que, para recorrerla, hay que "tomar aire". El final de la villa está en el Tajo Banderas, desde donde la vista es impresionante y el susurrar del agua se hace patente. La vista del pico de La Concha, en Sierra Blanca, o del pantano de La Concepción, nos recuerdan la riqueza natural que posee este bonito pueblo de la Sierra de las Nieves.