Villa mestiza de culturas, Casarabonela es uno de los pueblos malagueños que mejor ha conjugado su pasado musulmán y cristiano, conservando buena parte del trazado propio de la antigua Cars-Bonaira árabe.

Sus calles son angostos pasadizos de empinadas y estrechas cuestas, cuajadas de callejones sin salida y habitaciones elevadas bajo las que pasa la calle. Siempre hay una fuente o cristalinos manantiales para el viajero sediento.

La Castra Vinaria romana es hoy un remanso de paz que permite desde su altura contemplar un bello manto verde de fértiles huertas, salpicado del blanco de las casas de labranza. En Casarabonela, un paseo es un viaje, el monte se funde con la calle, el río con la fuente, un descanso frente a alguna de las muchas hornacinas que antaño hacían de frontera entre las calles moriscas y las cristianas perdurando aún en sus tranquilos.

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