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Ruta 02. Río Guadalmina. Las Angosturas (Itinerarios fluviales)

Diputación de Málaga
Guadalmina. Un río para disfrutar. Itinerarios por los paisajes fluviales de Málaga

Ruta 02. Río Guadalmina. Las Angosturas (Itinerarios fluviales)

Rutas A pie Fluvial
Dificultad - Media
Acceso -

Situados en la A-7 (Autovía del Mediterráneo), entre las poblaciones de San Pedro de Alcántara y Estepona, hemos de tomar una de las derivaciones de la salida 170, la señalizada hacia Benahavís y la barriada de Isdabe, entre los km 170 y 169, muy próximo a este segundo mojón. Desde aquí se avanza por la A-7175 en dirección a Benahavís, pasando bajo a la AP-7. Una vez rebasado el punto kilométrico 4, estacionaremos el vehículo en una explanada contigua al solar donde se eleva la ermita de la Virgen del Rosario. Este es el lugar elegido para iniciar el recorrido. Igualmente, existe la posibilidad de acceder a Benahavís desde la carretera A-397 (Ronda-San Pedro de Alcántara), tomando un desvío señalizado en una rotonda situada entre los kilómetros 45 y 46.

Duración - 2:30 horas
Longitud - 2900 Km
Rutas

Una vez aparcado el vehículo en la zona habilitada junto al solar de la ermita de Nuestra Señora del Rosario, proseguimos al noroeste por el sendero habilitado tras la valla quitamiedos hasta llegar al cruce donde baja el camino al charco de los Tubos, por donde regresaremos una vez atravesado el cañón. Un poquito más adelante accedemos a un mirador con tres pérgolas y descubrimos el puente de medio punto por donde tiene su inicio el sendero de la Acequia del Guadalmina. Podemos acercarnos hasta el mismo para observar el tramo final del cañón desde una perspectiva muy interesante. De vuelta al mirador, enfilamos el sendero junto a la carretera, en paralelo al Guadalmina, el cual discurre enjuto entre paredes calizas habitadas por la paloma bravía (Columba livia) y custodiado por una importante maraña vegetal, con preponderancia de algarrobos (Ceratonia siliqua). Seguidamente pasamos por otro amplio mirador, dotado como el anterior de bancos para el descanso. El siguiente es algo más estrecho, pero nos permite ver el lecho del cañón. Finalmente, alcanzamos la entrada a Benahavís y bajamos a la orilla del río por unas escalinatas. Ante nosotros aparece el famoso charco de las Mozas, situado bajo el tajo de los Novios, topónimo que alude a la leyenda de unos enamorados desaparecidos en la poza. Aquí comienza el tramo acuático. Podemos saltar al agua, ya que existe suficiente profundidad, o deslizarnos por un suave tobogán. Igualmente, unas grapas permiten bajar sin más contratiempos.

El cañón tiene una longitud que no llega al kilómetro y está dividido en cuatro pasillos angostos de diferente morfología. El primer tramo es algo quebrado y el agua no cubre más allá de las rodillas. Habrá que mostrar especial cuidado en no resbalar al pisar las rocas mojadas. Penetramos en la primera angostura, la más abierta, la cual deja entrever arriba las barandas del paseo que hemos traído en la ida, junto a la carretera. La segunda estrechez se caracteriza por la mayor altura de las paredes que nos contornean y la profundidad de las badinas; pero donde el barranco alcanza el sumo grado estético y fotogénico es en la tercera angostura, donde los tajos se estrechan sin dejar pasar la luz del sol y nos inmiscuimos en una especie de cueva sin techo (oscuros en el argot barranquista), con bloques de piedra encajados en el gollizo y formación de espeleotemas por disolución del carbonato cálcico. Después de este delicioso tránsito llegamos a una pequeña presa, cuyo único escollo es precisamente destrepar el muro. Algunos años hemos visto una maroma asida a unas grapas que trepan a la carretera, pero es posible que no esté y no podamos usarla como ayuda, así que lo mejor es descender sentados por la apertura de la orilla izquierda, como si fuera un tobogán, pero con la precaución de ir cayendo despacio para no sufrir una lesión al pisar el lecho pedregoso. Lo que sigue es otro desfiladero de aguas profundas que pasaremos a nado con dosificación, observando la curiosa conducción metálica del antiguo saneamiento. Acaba el intervalo acuático en la playita del charco de los Tubos, de donde tomamos el sendero que nos lleva a la carretera, muy cerca del punto inicial.

Flora

Toda la cuenca de recepción es zona de contacto de rocas metamórficas (gneis y esquistos) y ultrabásicas (peridotitas), dos espacios ambientales bien diferentes, con distintas unidades vegetales y dispares usos agroforestales. La cabecera se caracteriza por albergar manchas discontinuas de castaños (Castanea sativa), pinos de Monterrey (Pinus radiata), quejigos (Quercus faginea) y alcornoques (Quercus suber), mientras los inmensos pinares (Pinus pinaster) son dueños absolutos de las escabrosas laderas peridotíticas. En el curso alto existen algunos morteretes de época romana labrados en las rocas del lecho para limpiar y filtrar los metales extraídos en minas cercanas. En relación a la riqueza forestal, cabe destacar la continua y, por momentos, intensa explotación maderera a la que se vio sometida la zona desde tiempos de los Reyes Católicos hasta mediados del siglo XIX, siempre con el fin de abastecer las necesidades de la marina española. Asimismo, hemos de reseñar la instalación en el término municipal de Benahavís, durante la primera mitad del siglo XX, de una importante fábrica de la Unión Resinera Española destinada a la transformación de la resina en colofonia, trementina y aguarrás. Otro aprovechamiento en desuso, pero de carácter artesanal, se centró en la elaboración de brea o pez mediante un proceso de cocción y destilación de la madera de pino. Este producto se usaba para el calafateado de los barcos o como cicatrizante para las heridas del ganado. De ese pasado subsisten algunos hornos, en mejor o peor estado, esparcidos por las vegas próximas al río.

Fauna

MAMIFEROS E INSECTOS

El Guadalmina comparte similares valores ambientales con sus vecinos ríos: la nutria (Lutra lutra), el bordallo del Genal (Squalius malacitanus) y otras especies de interés; pero queremos resaltar, en concreto, la riqueza y variedad de insectos en estos ambientes fluviales, sobre todo odonatos: Macromia splendens, Gomphus graslinii, Oxygastra curtisii, Erythromma viridulum, orthetrum nitidinerve (de distribución ibero-magrebí) y Zygonyx torridus, la libélula de mayor tamaño de la Península, que halla en la provincia de Málaga la mejor población a nivel estatal.

Una buena manera de reconocerlos y fotografiarlos es recorriendo el sendero de la Acequia del Guadalmina o la presa del Guadalmina (trasvase), esta última aguas arriba del pueblo. Quizás, en una de esas cazas fotográficas descubramos a la mosca de las piedras (Leuctra bidula), especie en regresión, exclusiva de Sierra Bermeja.