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Gran Senda de la Serranía de Ronda (GR 141). Etapa 02. Jimera de Líbar - El Colmenar

Diputación de Málaga
Panoramica Pg 66 Quejigal de Siete Pilas. Miguel A. Mateos

Gran Senda de la Serranía de Ronda (GR 141). Etapa 02. Jimera de Líbar - El Colmenar

1. Jimera de Líbar- km 0

Nos situados a pie de la MA-8307, a la salida de Jimera en dirección a Atajate. Junto a la fuente observamos un lavadero público, hoy en desuso pero bien conservado, y en su trasera, un abrevadero para el ganado. Aquí también se localizan numerosas balizas correspondientes al PR-A 258 Jimera de Líbar-Atajate y a los grandes recorridos GR 249 y GR 141, ambos coincidentes hasta la Laguna Honda.

Comenzamos a caminar por la carretera en dirección a Atajate y nos desviamos por el carril asfaltado de la derecha, el cual avanza entre parcelas de olivos, almendros y campos de cultivo. En el mismo cruce se observa un panel del GR 249. Merece la pena pararse un momento para vislumbrar una espectacular panorámica de las sierras Blanquilla, del Palo y Benaoján, todas del sector malagueño del Parque Natural Sierra de Grazalema. En las empinadas laderas del pie de monte y por debajo de los escarpes cimeros, hábitat natural de la cabra montesa, se desarrollan densas manchas de encinar que dan cobijo a especies como la gineta.

Paseamos inmersos bajo el umbroso encinar y cortejados por retamas, erguenes, palmitos y lentiscos, a veces por encima del primitivo empedrado y a continuación nos dirigimos al arroyo de Atajate o del Molinillo. Aguas abajo, la presencia de unos altivos chopos revelan la ubicación del abandonado molino de Cecilio. El consiguiente vado canadiense procura el acceso al monte público Dehesa. Seguimos caminando por la pista principal sin hacer caso a los desvíos a la derecha que nos llevan a la Cañada Real de Campo de Gibraltar a orillas del Guadiaro.

2. Monte Municipal Dehesa – km 2,1

La Dehesa es una finca propiedad del Ayuntamiento de Jimera de Líbar de 257 hectáreas. Se trata de un importante alcornocal en el que proliferan además encinas y quejigos con un sotobosque de retamas, jaras y matagallos. Aquí se explotan los recursos forestales, como el corcho, y también se trabaja en la cría del cerdo en montanera, la ganadería caprina y ovina; los pastos y los cultivos. Hay que mencionar además el empleo de una nave como semillero de empresas.

Recorridos unos cientos de metros tendremos que traspasar una cancela que nos adentra en otro predio. Desde aquí acertamos a ver hacia el suroeste algunas casas de Cortes de la Frontera esparcidas a los pies de la sierra de los Pinos, uno de los puntos de mayor pluviosidad de la Península Ibérica. La proximidad del cauce permite oír el rumor del Guadiaro protegido por una densa vegetación de ribera. Mientras caminamos placenteramente, vamos disfrutando del aspecto desfigurado de algunos añosos alcornoques y quejigos que fueron carboneados en otros tiempos, cuando la leña era un recurso energético de primera necesidad. En breve, accedemos al vado de Arroyo Judío.

3. Vado de Arroyo Judío – km 3,5

No plantea ningún problema el paso por este curso de agua, excepto en periodos de fuertes lluvias. Localizamos a la derecha una instalación ganadera para vacas retintas, la vaca más importante de la zona, aunque también las hemos visto de las razas andaluzas pajuna, berrenda y cárdena, todas en proceso de recuperación. Unos metros después hallamos a la derecha el cortijo de Arroyo Judío y un camino en bajada, que no tomaremos, que conecta con la Cañada Real del Campo de Gibraltar, la cual discurre casi en paralelo con el GR 141.

Seguimos al frente por la Vereda de Gaucín a Jimera de Libar hasta alcanzar una altura que nos ofrece nuevas panorámicas del valle del Guadiaro. Pasamos junto al cortijo de Bernardito, reconocible por un hermoso eucalipto a su vera. Como otros en la sierra, se encuentra en ruinas y tan solo la parte mejor conservada se usa aún como establo. A la altura del cortijo se abren dos caminos: el nuestro avanza al frente y sube después un poco para reencontrarse con el primero en otra angarilla.

Abandonamos el término municipal de Jimera de Líbar y entramos en el de Benadalid. El paisaje, al menos en lo vegetal, también cambia, pues la finca que nos disponemos a circundar es un monocultivo de nogales. Quizás este tramo sea el más conflictivo de la etapa, pues se suceden las bifurcaciones casi continuamente para evitar el trasiego por la nogaleda, lo que motiva que no podamos ver las ruinas de la antigua venta de la Alfacara. Sabremos que vamos bien encaminados si atravesamos una maltrecha era rematada en un lateral por un muro de piedra. Y alcanzamos al vado del arroyo Alfacara. Poco después de pasar una portilla alcanzamos el arroyo Alfacara.

4. Arroyo Alfacara – km 5,2

Tanto las higueras como las adelfas, unidas a plantas trepadoras, conforman una maraña arbustiva que cierra casi por completo el cauce del arroyo Alfacara. Normalmente, el vadeo se acomete con facilidad, pero en crecida los pontones pueden desaparecer, lo que plantearía una dificultad que solventar. A continuación desfilamos junto a un depósito de agua y el trazo encajonado del primitivo camino. En ese momento, la trocha se torna en carril hormigonado y viene a morir en otro más importante. Seguimos la traza de la Vereda de Gaucín a Jimera de Líbar, contorneada por hitos de piedras en gran parte de este trayecto. El siguiente hito de la etapa es el vado del arroyo de la Fuensanta. A su lado se eleva el señorial Cortijo Nuevo. Desde aquí descubrimos amplios campos de cultivos, zonas de pasto y varias explotaciones agro-ganaderas.

Ascendemos suavemente entre desperdigados majuelos dando vista a la sierra de Benalauría. Hacia el suroeste vislumbramos el abigarrado casco urbano de Cortes de la Frontera aferrado a la ladera de levante. La siguiente angarilla accede al pago del cortijo de los Capitanes, donde abundan los campos de bujeo. Andaremos atentos, pues la huella del sendero es casi imperceptible, aunque la siguiente angarilla es visible desde bien atrás. Desde un altozano podemos ubicar el lugar de Siete Pilas, identificable por unos altos chopos que despuntan en la ladera. Descendemos en paralelo al arroyo de la Vega, casi engullido por el matorral de lentisco, hasta vadear el cauce y solventar la angarilla. A escasa distancia nos toparemos con la laguna Honda.

5. Laguna Honda – km 7,5

La laguna Honda, Florida o del Quemado, en verdad es una charca de origen endorreico que se seca en el periodo estival. A escasos metros, el sendero desemboca en un punto del carril coincidente con el Cordel del Guadiaro al puerto del Espino. Por ahí también transita el PR-255 Jimera de Líbar-Cortes de la Frontera, que usa tanto dicha vía pecuaria como la Cañada Real del Campo de Gibraltar. Avanzamos a la izquierda y hallamos una bifurcación con distintos carteles informativos del GR 141 y GR 249. Uno nos confirma los 7,5 km recorridos desde Jimera; otro los 17,4 restantes para acabar la etapa en El Colmenar. En este punto aparece la variante de nuestra Senda GR 141-1 que, si queremos, nos permite llegar a la Cañada del Real Tesoro, también llamada Estación de Cortes. Podemos volver a retomar nuestra ruta pasada la población, una vez pertrechados de viandas en la Pasada del Bujeo del Álamo.

Para seguir por el GR 141, subimos por el ramal de la izquierda hasta el pago de Almargen, que confluye, a la altura de la antigua venta San Isidoro, con el camino de postas de Ronda a Gaucín. Estamos en el monte público La Dehesa. De este y otros predios, que pasaron a la Corona tras la Reconquista, se apropiaron los municipios de Benadalid y Benalauría, los cuales conformaban por aquel entonces el señorío de Benadalid bajo la jurisdicción del duque de Ferias. Tras la expulsión de los moriscos, algunos enclaves del monte fueron cedidos a repobladores para que aprovecharan el suelo, mientras el vuelo, es decir, las bellotas, pasaron a provecho, como tierras propias, de los ayuntamientos. El monte fue dirigido mancomunadamente hasta 1931, aunque en la actualidad La Dehesa, aun siendo propiedad municipal, es gestionada por la Junta de Andalucía.

Reanudamos la marcha y nos reincorporamos al Cordel del Guadiaro al puerto del Espino. Más adelante, muy cerca de la recóndita fuente de los Garbanzos, penetramos en el término municipal de Benalauría. Tras un último repecho, accedemos al diseminado de Siete Pilas.

6. Siete Pilas – km 8,9

En la parte alta, por donde sale el camino de Benalauría a Cortes, descubrimos el pilar que da nombre a este enclave: Siete Pilas. El asentamiento tiene el privilegio de gozar de unas espectaculares panorámicas de las montañas malagueñas del Parque Natural Sierra de Grazalema. La fuente figura en los documentos como Abrevadero-Descansadero de las Pilas de Calabrina, asociada al Cordel del Guadiaro al puerto del Espino. En las consiguientes disputas por disponer de estos ricos terrenos hallamos respuesta a la configuración actual de los municipios de Benadalid, Benalauría, Algatocín y Gaucín que, aunque asentados en el Valle del Genal, expanden sus territorios, a excepción de Algatocín, hasta la ribera del Guadiaro.

Por encima del pilar discurre el camino de Benalauría a Cortes, coincidente con la Gran Senda de Málaga (GR 249)  y con el PR-A 237 que enlaza la Cañada del Real Tesoro con Benalauría. Localizamos la salida al oeste, dejando a un lado la pista polideportiva y al otro unas casas. Un tupido encinar envuelve el camino que, en algunos tramos, conserva el empedrado y los vierteaguas. No llevamos ni un kilómetro de continua bajada cuando cruzamos la carretera A-373 y retomamos el trillado sendero. Pronto abandonamos el PR-A 237 a través de una angarilla. Este tramo boscoso, tanto por el trazado como por lo llano, es delicioso para caminar, hasta alcanzar la población de la Cañada del Real Tesoro. Desde aquí acabamos desembocando en una pista, junto a la casa Fuente de la Pasá.

Torcemos a la izquierda y tras una breve subida pasamos junto al cortijo de Siete Puertas. Nos acercamos a la amplia vega que cerca al río Guadiaro, avanzando por el límite del monte, cubierto por un magnífico bosque de encinas, alcornoques y quejigos. El siguiente hito es el cruce de la Cañada Real del Campo de Gibraltar, por donde discurrimos en este momento, con la Cañada Real del Llano de las Cruces.

7. Venta del Tío Casas – km 11,2

Nos encontramos en el paraje de la Venta del Tío Casas. Asomado al cruce, muy cerca, vemos la casa del Cerrillo. La Cañada Real del Llano de las Cruces, por donde discurre el PR-A 244 Gaucín-Cañada del Real Tesoro, se desprende a la derecha y cruza el Guadiaro por un puente de bella factura, en la llamada Pasada del Bujeo del Álamo. Es en este punto donde la variante vuelve a conectar después de su paso por la Cañada del Real Tesoro. Progresamos al frente y por una zona adehesada, ocupada por vacas retintas y cerdos ibéricos, alcanzamos el puente, tanto pedestre como para vehículos, sobre el arroyo Salitre. De aquí surge a la izquierda, en terrenos de Algatocín, la Cañada Real del Campo de Gibraltar en dirección al puerto de las Eras y, por lo tanto, también la traza del PR-A 244 a Gaucín. El camino de los Puertos, el nuestro, dobla a la derecha y no para de remontar hasta darnos un respiro a la altura de unos olmos decrépitos. Otro repecho más y llegamos al puerto del mismo nombre.

8. Puerto de la Fresneda – km 14,6

La cuesta es empinada y por ello se hace necesario detenerse un rato para recuperar el resuello. A partir de aquí, las perspectivas del paisaje circundante cambian por completo gracias a la altura ganada. Desgraciadamente, estos parajes han sido fustigados por la vorágine del fuego y son numerosos los esqueletos de quejigos y encinas esparcidos acá y allá. El sotobosque, no obstante, viene a poner una nota de esperanza. Pronto cruzamos el arroyo de la Abejera, seco casi todo el año. Más adelante, cuando el carril se bifurca, optaremos por el vial menor de la derecha, enfilando un alargado descenso que nos llevará al cortijo del Conde. Próximos a dicho hito, un cartel informativo nos indica la proximidad al cañón de las Buitreras. El otero nos permite observar cómo la línea férrea penetra en uno de los numerosos túneles que surcan la montaña. Merece especial mención la proliferación en esta zona de la sabina caudada, especie propia del litoral costero que testimonia un remoto pasado marítimo. Casi finalizando la pista, accedemos a las ruinas del cortijo del Conde. Abandonado y en proceso de deterioro, este rancho, también llamado de las Buitreras, es fiel exponente de la profunda crisis que sufre, desde hace décadas, el modelo agropecuario tradicional. Hacia una era visible baja el sendero contorneado por varias higueras. Nos abrimos paso entre las retamas y ‘destrepamos’ por un pedregal a través de unas pasarelas y escalones tallados en la roca. Estamos en el Puente de los Alemanes.

9. Puente de los Alemanes – km 20,1

Construido en el año 1918, el puente de los Alemanes forma parte de una conducción de unos 6 km que transporta el agua hasta la central hidroeléctrica Buitreras. El lugar es sencillamente espectacular: majestuoso e intimidante. Por el fondo del cañón corren las aguas del Guadiaro como si atravesaran una cueva sin techo. Al otro lado se abre un corto túnel que debemos atravesar para situarnos a los pies de una empinada ladera. Nos aguarda una dura ascensión que bien merece el esfuerzo, pues al culminarla, en un balcón natural, tendremos unas panorámicas envidiables. Toca luego descender para recuperar la orilla del Guadiaro. Tendremos que hacerlo con cuidado, pues la pendiente es grande y el terreno bastante resbaladizo. Desde estas empinadas laderas, advertimos el sorprendente vial del tren. Llegamos al Charco del Moro.

10. Charco del Moro – km 21,3

El charco del Moro es una alargada badina de frías aguas encajada entre paredes. Si afinamos la vista, a mediación de la poza, bajo el cortado del margen izquierdo, según la dirección del agua, notaremos cómo desde una surgencia subterránea emergen las aguas creando pequeñas ondas.

En adelante, vamos a continuar en todo momento junto al Guadiaro, ya sea contorneando la propia orilla o por la ladera de poniente. De especial relevancia es el puente colgante que cruza la ventana 9, un desagüe del complejo hidroeléctrico que puede ser impresionante en carga, cuando cae por preciosas cascadas. Igualmente resultarán llamativos los agrestes perfiles encrestados de la sierra del Hacho, recubiertos casi sin discontinuidad, y hasta la ribera del río, de un precioso bosque donde tiene cabida el amplio catálogo florístico del monte mediterráneo.

11. Central Hidroeléctrica Buitreras – km 24

Finalmente, llegamos a la altura del grueso tubo de la central hidroeléctrica Buitreras. El edificio principal tiene el regusto de las obras de principios del siglo pasado, con una factura arquitectónica notable. Desde el año 1918, la compañía Hidroeléctrica del Guadiaro ya funcionaba a pleno rendimiento con dos grupos, al que se le suma uno más siete años después; entre todos sumaban una potencia de 7200 Kw. En 1949 se disuelve dicha entidad y la gestión pasa a manos de Sevillana de Electricidad, actualmente Endesa. Atravesamos el camino junto a las abandonadas casas de los operarios y salimos de las instalaciones a través de una gran cancela. El tramo siguiente es un carril asfaltado, entre grandes eucaliptos, que nos llevará al pueblo.

12. El Colmenar – km 24,9

Este núcleo de población se configura a partir de 1892 con la construcción de la línea de ferrocarril Algeciras-Bobadilla, cuyas obras fueron ejecutadas por la compañía inglesa The Railway Algeciras-Gibraltar. La impronta anglosajona aún se percibe en el estilo constructivo de esta estación y de las otras que aparecen a lo largo de la línea. Desde el 1 de octubre de 1913 la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces explota la concesión, pero en 1941 se produjo la nacionalización del servicio y toma el relevo RENFE.

Otro punto de interés, en este caso botánico, es el arboreto de eucaliptos de El Colmenar, ubicado junto al albergue, a la salida del pueblo, en la pista forestal de Cortes de la Frontera. La historia de este centro se remonta a principios del siglo XX y tuvo como claro objetivo experimentar con las variedades que mejor se adaptaran al terreno; para ello, el equipo de trabajo del ingeniero de montes Eladio Caro introduce más de 60 especies en un terreno previamente delimitado. La riqueza cinegética del Parque Natural Los Alcornocales, reflejada en la zona malagueña por la figura de la Reserva Andaluza de Caza de Cortes de la Frontera, mantiene en este pueblo una tradición culinaria sustentada en las recetas con carne de venado (ciervo). De la misma manera, la afición a la recolección de setas propicia que en los bares y restaurantes de El Colmenar se prodiguen tapas y raciones con especial protagonismo de boletos y chantarelas. El Colmenar o Estación de Gaucín es uno de los pueblos andaluces que aún hoy, y a pesar de la mecanización del campo, mantiene una amplia tradición arriera; muy arraigada, sobre todo, en la tarea de la saca de las corchas.

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