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Historia de Vélez-Málaga

Diputación de Málaga
Vélez-Málaga

Historia de Vélez-Málaga

El origen de los asentamientos de poblados en el término de Vélez-Málaga se remonta a la época de la prehistoria, como podemos observar en el Complejo Eremítico Mozárabe de Valle-Niza, el Complejo Urbano Fenicio de los Toscanos o en la Necrópolis de Cerro Mar y Jardín.

El núcleo urbano de Vélez, que se sitúa en el interior, es de época morisca, aunque Torre del Mar está a pie de playa. Uno de los monumentos más interesantes de este período es la fortaleza árabe y sus murallas, que datan del siglo octavo, aunque hay quien la sitúa en el siglo trece. La fortaleza preside el pueblo coronando una serie de monumentos arrimados monte abajo por toda la ciudad y que proyectan las distintas etapas de la historia lejana y reciente de Vélez. Desde la desafiante torre del homenaje, los restos de la muralla árabe demarcan el barrio viejo, conocido como La Villa. A él se accede por dos puertas de los vanos de esta muralla que aún quedan en pie: la Puerta Real y la de Antequera. La primera recibe el nombre del paso por ella de los Reyes Católicos y acoge, tras un cristal, a la Virgen de los Desamparados. Es éste un precedente del arte religioso que reforma la ciudad tras la entrega de la villa a los cristianos por parte de su último alcaide, Abul Kasim Benega.

Las numerosas torres, como las de Santa María de la Encarnación (del siglo quince) o la de San Juan (del dieciséis) no solamente nos indican los templos a los que están adosadas y la ubicación de las originarias mezquitas sobre las que se levantaron, sino también la distribución urbanística de la ciudad tras la Reconquista.

Fuera del recinto amurallado se levantan los barrios de San Juan, Pozo del Rey y San Sebastián, del dieciséis, a los que siguen los de San Francisco, Capuchinos y el Carmen, éstos en el entorno de las construcciones conventuales de distintas órdenes religiosas. Estos barrios, de gran solera, acogen edificios de alto valor arquitectónico como el hermoso palacio de los marqueses de Beniel. Pero también encontramos fuentes, como la de Fernando Sexto, con sus cuatro caños, o la casa en la que, según cuentan, se hospedó Cervantes. Tanta calidad arquitectónica de Vélez, junto con la correcta combinación de dicha monumentalidad con los edificios de nueva construcción, la hizo merecedora, en la década de los setenta del siglo pasado, del título de "Conjunto Histórico Artístico".

Torre del Mar, la antigua Mariyya Balis o "atalaya de Vélez", es la que proporciona a su metrópolis la salida al Mediterráneo y la que ha supuesto un importante auge desde el punto de vista turístico. Anejos de importancia (de los trece con los que cuenta Vélez Málaga), y en los que se concentra más del 50 por cien de la población, son los de Chilches, Almayate y La Caleta, que cada vez se miran más al espejo de Torre del Mar para acercarse progresivamente al concepto autárquico de municipio.

El turismo, el sector servicios y la construcción son los principales ejes de la nueva economía veleña, pero sin olvidar su potente agricultura ya que la extraordinaria riqueza del valle, que se abre al paso del río Vélez, unido al clima subtropical, facilitan el cultivo de olivos, vides, aguacates, mangos, kiwis, tomates y patatas, fundamentalmente. Fue precisamente la terrible plaga de filoxera de finales del diecinueve la que arruinó las vides y permitieron a los lugareños innovar con estos tropicales cultivos.

La actividad comercial de Vélez y su condición de centro neurálgico, por administrativo, han determinado siempre la vida del pueblo. Los pintores Gerrardo Valle, Bonilla, Jurado Lorca, Hidalgo y Evaristo Guerra han encumbrado a Vélez a un lugar destacado en la historia de la pintura contemporánea española, generando un espectacular crecimiento en la vida artística, cultural y comercial del municipio.

Pero muchos más personajes dan renombre a este pueblo. El inolvidable cantador de flamenco Juan Breva a quien una escultura recuerda en la plaza del Carmen. O la hija más ilustre del pueblo: María Zambrano.

Junto con la capitalidad que Vélez ejerce sobre casi toda la Axarquía, y lo que ello supone desde el punto de vista de modernización (hasta tal punto que Vélez cuenta con un aeródromo), encontramos que continúa el esfuerzo por mantener las viejas tradiciones como el Sanjuaneo, la procesión marinera de la Virgen del Carmen o diversas romerías, todo ello sin pasar por alto su Semana Santa, que data de mitad del siglo dieciocho, o la feria de San Miguel.