Este establecimiento se compone de 12 habitaciones que se distribuyen simulando pequeños cortijos. Todas ellas son diferentes e independientes accediendo a ellas directamente desde el exterior.

Su decoración está basada en un estilo atrevido, con azulejos artesanos de distintos colores, suelos de barro y un mobiliario en el que destaca la forja y la madera.

Cada habitación cuenta con baño completo e independiente, estufa de leña y una amplia terraza con vistas al mar.

Su pequeño restaurante basa su oferta gastronómica en la cocina tradicional axárquica si bien también ofrece la posibilidad de degustar platos elaborados con estilo propio y creativo.

Este establecimiento permanece en funcionamiento todo el año y en su entorno se pueden realizar actividades como el senderismo, rutas 4 por 4, la equitación o el parapente.

La proximidad a la playa (8 kilómetros) posibilita el disfrute de la playa y el mar.