
Hotel Molino del Santo (Establecimiento Singular)
Este antiguo molino de harina, situado junto al nacimiento de un río que fluye todo el año, se abrió como hotel en 1.987. Antiguamente era utilizado como vivienda particular pues el último molinero se marchó hace más de 30 años. La reforma efectuada fue hecha con extraordinario cuidado al objeto de mantener el antiguo edificio y asegurarse de que los añadidos se acoplaban al original.
Una de las características más particulares de este hotel es que se puede llegar a él en tren, ya que tiene un apeadero a menos de 500 metros.
Es un establecimiento de ambiente familiar, ideal para disfrutar de las vacaciones tanto por parte del visitante que quiere relajarse y estar rodeado de tranquilidad y paisajes excepcionales como por aquél que lo quiera utilizar como base desde la que explorar la fascinante zona que lo rodea. Tanto es así que este hotel se encuentra incluido en guías tan prestigiosas como "Pequeños Hoteles con Encanto" de El País-Aguilar, la "Guía Michelín" o la "Guía Volvo".
Sus habitaciones están confortablemente amuebladas, con grandes ventanales y, la mayoría de ellas, con terrazas que dan a los bellos jardines del complejo. Todas ellas, entre otros servicios, disponen de un servicio propio de café y té.
No podemos olvidar su bella piscina de más de 100 m2, la cual está presidida por una pequeña fuente insertada en roca y en cuya base hay una pequeña charca con pequeños peces de colores. Es una piscina climatizada a base de placas solares. Junto a ella encontraremos zonas de césped habilitadas con tumbonas que nos permitirán descansar y disfrutar en los días soleados.
El hotel dispone de un precioso salón, en el que se encuentran piezas del antiguo molino y un horno de pan, estando coronado por una hermosa chimenea. Sus amplios ventanales y su decoración interior invitan a la lectura de los libros que se encuentran a disposición del cliente en la biblioteca con la que el hotel cuenta, en la que encontraremos una amplia selección de novelas y libros de referencia que incluyen guías de la zona.
Su amplio comedor y su bar facilitan al huésped una coqueta zona en la que poder degustar su exquisita cocina o, simplemente, tomar una copa. En la terraza exterior, llena de plantas y flores, junto al río, se sirven almuerzos y cenas desde mayo a octubre, siendo un marco ideal para tomar café o merendar.
La comida del Molino ha proporcionado mucho prestigio al hotel. Elaborada a base de platos locales y regionales, ofrece una carta que cambia según la temporada pero siempre manteniendo una gran variedad de carnes, pescados y platos vegetarianos, acompañados, como no podía ser menos, de vinos de su extensa bodega. Así nos podemos encontrar, entre otros platos, los entremeses de Benaoján, el surtido de ibéricos, el paté de pollo casero, la ensalada de pimientos, las cintas con salsa de queso azul de oveja y nueces, los garbanzos con espinacas y ajo, la brocheta de cerdo con pisto, las chuletas de cordero al romero con patatas a lo pobre, el chivo del campo asado, el pez espada con habichuelas blancas salteadas o la paella hortelana. En el capítulo de postres podremos disfrutar, entre su variada oferta, de frambuesas con nata o helado, peras al vino tinto, leche frita con salsa de naranjas o copa de helado con pasas al coñac, sin olvidarnos de sus estupendas tartas caseras.
La recepción del hotel nos ofrece todo tipo de sugerencias para realizar excursiones, tanto en coche como a pie, facilitando mapas e indicaciones al respecto. Así podremos encontrarnos con excursiones a la Cueva de la Pileta o a la del Gato, a Ronda la Vieja-Acinipo, a los pueblos blancos cercanos: Ubrique, Arcos de la Frontera, Grazalema, Zahara de la Sierra; también podemos realizar la ruta de los castaños o cualquiera de las alternativas que ofrece el parque natural de Grazalema.












































































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