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El embrujo de los pueblos de la Sierra de las Nieves: de la G a la M, de Guaro a Monda

Diputación de Málaga
Guaro, Tejido moruno

El embrujo de los pueblos de la Sierra de las Nieves: de la G a la M, de Guaro a Monda

La cultura del agua, protagonista principal entre árboles centenarios

Guaro

Las tierras de Guaro, situadas a 354 m de altitud, se distribuyen entre las vegas de los Río Grande, el principal afluente del Guadalhorce, y Seco. En sus labrantíos dominan las especies leñosas, principalmente el olivo y el almendro; éste último es uno de sus elementos identitarios. El casco urbano, que acoge a 2.326 habitantes según el último censo, tiene la traza típica de los pueblos blancos andaluces, donde destaca la iglesia de San Miguel Arcángel, datada en el siglo XVI. Del patrimonio religioso también cabe mencionar la coqueta ermita de la Cruz del Puerto, del siglo XVIII.

El calendario festivo de Guaro es amplio y variado. Brilla por el auge tomado en los últimos años, el festival de la Luna Mora, cuando el casco antiguo se adorna con la iluminación de más de veinte mil velas. Durante los días de celebración acontecen conciertos de flamenco y música andalusí, talleres artesanales, exposiciones, degustaciones de productos típicos elaborados con almendras, etc.

A mediados de mayo acontece la romería de San Isidro y a finales de agosto la Feria de San Sebastián. Los días 7 y 8 de diciembre tiene lugar la fiesta de las Mayordomas. El festival de Gastronomía Villa de Guaro es una oportunidad única para probar platos típicos como el conejo a la almendra, la caldereta de chivo y el galipuche. El arte flamenco tiene por escenario el magnífico auditorio municipal con la celebración, allá en el mes de julio, del festival de la Luna Flamenca. No debemos dejar de visitar el Centro Cultural Al Andalus y el museo del Aceite de Marmolejo.

Los cronistas andalusíes nos deleitan en sus escritos sobre las bondades del paisaje agrario de Guaro, donde abundan viñedos, higueras y moreras. Desde 1485, tanto la población mudéjar como los nuevos pobladores cristianos mantendrán estas labores tradicionales, aunque con la expulsión definitiva de los moriscos, el cultivo de la morera acabará por desaparecer. Casi la misma suerte correrá el viñedo, masacrado por la plaga de la filoxera a mediados del XIX. Es a partir de entonces cuando se introducen masivamente olivos y el que vendrá a ser una de las señas identitarias de este bonito pueblo, el almendro, cuyo fruto, la almendra, es el ingrediente esencial de una repostería muy reconocida en los ámbitos culinarios. Tal es la identificación de esta leñosa con el pueblo que, en su tiempo, se organizan rutas para disfrutar de la floración.

Por último, recordar que además de otros muchos senderos por Guaro pasan las etapas 4 y 5 de la Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR 243).

Istán

El abigarrado caserío de Istán se ubica a 287 m de altitud en una mesa travertínica a los pies de Río Verde, entre las sierras Blanca y Real. Muy cerca del pueblo, que cuenta con 1.520 habitantes, se observa el embalse de la Concepción, cuyas aguas sacian la sed de la populosa Costa del Sol.

Istán es un pueblo rico en manantiales y cuenta con una importante red de fuentes públicas, entre ellas destaca la fuente-lavadero del Chorro, situada a la entrada del casco antiguo. En la periferia hallamos el nacimiento del Río Molinos y el paraje del Coto, un auténtico vergel recorrido por diferentes acequias.

Además de callejear por el laberinto de callejuelas de Istán, recomendamos visitar los restos de la torre Escalante, del periodo nazarí, y la iglesia de San Miguel.

Circundando el casco urbano se distribuyen varios miradores al valle de Río Verde y Sierra Real. Otros dos, situados a escasa distancia del pueblo y que debemos visitar son el del Tajo Bandera y el de las Herrizas, con hermosas panorámicas al pueblo, a Sierra Blanca y al embalse de la Concepción.  Junto a la carretera de acceso se encuentra la ermita de San Miguel, excavada en la roca.

Istán cuenta con una importante red de senderos; uno de esos recorridos, en bici, conduce hasta el Castaño Santo, árbol con una antigüedad superior a los ochocientos años, Rincón Singular de la provincia. En primavera se adornan las calles con motivo florales para celebrar la procesión del Corpus. A finales de septiembre tiene lugar la feria de San Miguel. No hay que olvidar que además de otros muchos senderos por Istán pasan las etapas 6 y 7 de la Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR 243).

Otros eventos de interés son la Muestra Gastronómica, con la naranja (Fiesta declarada de Singularidad Turística Provincial) y platos típicos como epicentro; la representación en Semana Santa de El Paso (también declarada Fiesta de Singularidad Turística Provincial); la romería de San Miguel, conocida como Tomillería y los Zambombeos en Navidad.

Como curiosidad citar que a los de Istán los conocen como panochos, ya que estas tierras fueron repobladas tras la conquista cristiana por gentes venidas de la huerta murciana.

La cultura del agua: un legado histórico

El agrosistema del río Molinos en Istán es un perfecto ejemplo de simbiosis tierra-agua. El paradigma de los de cultivos en ladera. Para dominar la gran pendiente, los pobladores bereberes asentados durante el siglo VIII abancalaron los terrenos a los que llega la irrigación por una entramada red de acequias y pequeñas albercas.

Gracias a la fuerza de la gravedad las aguas van desde los tableros de arriba a los de abajo, fluyendo las sobrantes de nuevo al cauce. No se desperdicia nada, por ello junto a las canalizaciones prosperan árboles frutales y en otros casos, aún perduran las huellas de algunos ingenios hidráulicos que nos recuerdan a los pequeños molinos del Rif. Hasta tiempos cercanos, un alcalde de aguas dirimía las disputas entre los hortelanos y velaba por los turnos de riego. El conjunto de huertas, plantas aromáticas y arboledas sumadas a los sonidos acuosos recrean una atmósfera agradable a los sentidos. Es la cultura del agua llevada a su máxima expresión, la huella de nuestro pasado andalusí, la recreación del concepto huerto-jardín.

Monda

A los pies de su hermoso castillo de la Villeta, reconvertido en un magnífico hotel, a 427 m de altitud, se expande el blanco casco urbano de Monda, apostado en la cabecera del valle de Río Seco y protegido al mediodía por las sierras Alpujata y Canucha.

Su ubicación cercana a la Costa del Sol no ha pasado desapercibida a una importante colonia de residentes europeos que disfrutan de las bonanzas de esta tierra. En la actualidad cuenta con 2.762 habitantes.

De su pasado histórico hemos legado un tramo de la antigua calzada romana que conectaba el Valle del Guadalhorce con la costa mediterránea.

En el interior del pueblo hallamos la iglesia de Santiago Apóstol y en la periferia otra edificación de carácter religioso, el original Calvario, donde acontece la última estación del Vía Crucis. A sus pies se extiende una preciosa era datada en el siglo XIX.

Entre las obras civiles, tienen especial protagonismo las asociadas al agua, como la fuente-lavadero de la Jaula, de origen andalusí. En otras zonas del pueblo encontraremos las fuentes de la Villa, la Esquina y la de Mea Mea.

Para conocer el patrimonio etnográfico de Monda, nada mejor que visitar la casa-museo de Mari Gloria, con una importante colección de enseres, piezas y aperos de antaño.

El Día de la Sopa Mondeña (Fiesta declarada de Singularidad Turística Provincial) ocurre en el mes de marzo, cuando miles de visitantes se acercan para degustar esta exquisitez culinaria.

Destacan también las celebraciones de la Semana Santa, la romería de San Roque, el Corpus Christi y la Noche de San Juan con la quema los típicos turripos. A mediados de agosto acontece la feria de San Roque y antes, en julio, el festival flamenco Villa de Monda.

Por último, recordar que además de otros muchos senderos por Monda pasan las etapas 5 y 6 de la Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR 243).