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Niño Pescador con concha marina

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Obras Artísticas

La Diputación de Málaga, cuenta en su patrimonio con una gran colección de obras artísticas: pinturas, cartografía, esculturas y artes decorativas.
 

Escultura

Niño Pescador con concha marina

Datos generales

  • Autor: Jean Baptiste Carpeaux
  • Fecha: 1.858
  • Materiales: Bronce
  • Procedencia: Adquirida por la Diputación
  • Localización: Edificio Diputación de Málaga
  • Número de catálogo: 522

Descripción

Niño Pescador con concha marinaDentro del panorama de la escultura europea del siglo XIX, la figura de Jean Baptiste Carpeaux (1827?1875) infundió una brisa de aire fresco y renovador al asfixiante academicismo de su tiempo. Al margen de sus sugestivas indagaciones en el terreno de la técnica, donde Carpeaux intentó trasponer al plano escultórico las posibilidades expresivas de la pintura, una de sus aportaciones fundamentales consistió en su capacidad de apartarse del servilismo y la vacía recreación del arte antiguo, para observar, en cambio, el polifacético abanico de actitudes que le proporcionaba la vida cotidiana de las gentes. Sus receptivas aptitudes logró traducirlas en una incisiva renovación iconográfica, de la cual la pieza analizada es uno de sus más acabados exponentes. Para realizarla, Carpeaux tuvo como modelo al Niño con una tortuga (1831) del Museo del Louvre; lugar en donde, por cierto, también se conserva el original en escayola del Niño pescador con una concha marina (1857). La versión en bronce, propiedad de la Diputación de Málaga, fechada en 1858 y fundida durante la estancia del artista en Roma, entre 1855?1859, viene a sumarse a las otras dos réplicas conocidas, una en bronce de 1859 y otra en mármol de 1861, esta última en la National Gallery of Art de Washington

El artista nos presenta a un muchacho desnudo, tocado con un gorro frigio, que sonríe con un aire sarcástico y burlón al escuchar los sonidos producidos en el interior de la caracola. El interés de Carpeaux por hallar en la escultura un equivalente a la viva expresión de la naturaleza, se trasluce en la chispeante alegría, jovialidad y frágil ternura que el personaje desprende como encarnación plástica de un carácter y un humor que, por su espontaneidad, resulta del todo transitorio. Con este propósito, el escultor se permitió enlazar con la tradición barroca, representada por la obra de Jean Antoine Houdon (1741?1828), compartiendo su creatividad en el tratamiento de los ojos horadados. El hueco de las pupilas se ve inundado, de este modo, de un efectismo vitalista que, de paso, acrecienta el naturalismo de las facciones y la mordaz expresividad adquirida por los labios y la dentadura de este pilluelo.

No menos interesante es el sentido del ritmo ocasionado por la concepción poliédrica de la escultura. El personaje aparece arrodillado, con una pierna apoyada en el suelo y la otra arqueada, mientras el tronco descansa sobre el talón derecho. La posición del cuerpo y el giro del torso hacia el lado contrario de las extremidades inferiores describen un movimiento helicoidal, cuyas tensiones lineales rezuman versatilidad y gracia. El perfecto acabado del material posibilita el diferenciar las superficies sensuales y mórbidas del desnudo, de la textura rugosa de los paños y el detallismo pormenorizado del basamento, que simula una playa de arena donde se esparcen conchas y caracolas. Aunque el Niño pescador exhibe unos contornos más cerrados que otras obras de Carpeaux, es indudable que anticipa esas superficies desenfadadas y majestuosas desarrolladas por el artista francés con el paso de los años, y que llegarían a su culminación en el famoso grupo alegórico de La Danza (1869) para la fachada de la ópera de París. Sin embargo, es justo reconocer que ese amor por la curva y el arabesco jamás actuó en detrimento de la estructura y cohesión volumétrica de sus esculturas.