La evolución del arte en el siglo XX desde el dadá a la actualidad encontró en la década de los sesenta un remanso cognoscitivo y revulsivo que hizo posible que el arte realizado posteriormente no tuviese como objetivo la imitación, interpretación o representación de la realidad.
El arte conceptual vino a recomponer la gran mayoría de aportaciones en la idea que del propio arte habían sido planteadas en otros movimientos anteriores como el futurismo, el dadá, el surrealismo, el suprematismo. El movimiento moderno o incluso por el propio arte pop. El arte conceptual ha contribuido indefectiblemente a entender qué era lo más importante en la creación artística. Es evidente que para los conceptuales lo más importante no son valores como representación iconoclasta, la perdurabilidad del arte, su valor social o su función sino la concreción de una idea.
La reflexión y el estudio de las posibilidades de un concepto y cómo éste puede ser comprendido desde una acción artística permitió que las probabilidades de interpretación de los conceptos mismos generasen nuevas corrientes que por su importancia deben ser consideradas ya como aportaciones singulares al margen del arte conceptual, el cual de alguna manera es aún la base y el cimiento de todo el arte de este final de milenio. Algunas de esas singularidades más notables son obviamente el land art, el minimal art y el arte povera.
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Catálogo |
Adolfo Schlosser El cielo sobre la tierra
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Chema Alvargonzález Sin título 54 x 33 x 36 cm
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Chema Madoz Sin título 37 x 47 cm
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Richard Long Standing stone line 940 x 116 cm
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Juan Muñoz Hunter
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Antoni Tapies Amic i Amat 61,5 x 61,5 x 70 cm
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