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Cineclub del 27. Freaks (La parada de los monstruos)

Diputación de Málaga

Cineclub del 27. Freaks (La parada de los monstruos)

Cineclub del 27. Freaks (La parada de los monstruos) T. Browning. 1932.

Entrada gratuita hasta completar el aforo del salón.

Un clásico del cine que siempre es bien recibido por un club de fans en sereno crecimiento desde hace décadas. Una cinta en la que El Horror no se deriva de los maquillajes y fantasías del argumento sino que aflora ante las crueldades del ser humano. La película rezuma ternura y comprensión por personas obligadas a compartir un microcosmos en el que la mutua compasión se erige en sólida argamasa de las relaciones entre los desvalidos. Un enano de circo enamorado de  la seductora trapecista es engañado por ésta en uno de los grandes modelos de Femme Fatale de principios del sonoro que marcarían los estilemas de este tipo de personaje. Al mismo tiempo, el castigo a su traición no tiene parangón en la historia del cine.
Se trata de una cinta que ha sido interpretada tanto en el contexto de la lucha de clases como una alegoría de los años de la Depresión Económica o una toma de posición ante el entonces boyante debate de la eugenesia. En resumen, un drama tremebundo para el que no estaba preparado el público de entonces y en buena medida tampoco el de hoy transcurridos noventa años desde su estreno.
La crítica posterior  la ha definido como “Valiente hasta la náusea. Todo un clásico monstruoso” o “El más furibundo  alegato a favor de la diferencia “, entre otros tributos que la acreditan como un film sin igual.
El director Tod Browning había cimentado su prestigio con melodramas extremos  y crueles protagonizados por su amigo Lon Chaney, “El hombre de las mil caras”. Enamorados ambos del mundo circense y compartiendo una gran ternura por las criaturas diferentes o perseguidas habían pergeñado juntos éxitos como Garras Humanas o El trío fantástico . El Palacio de las Maravillas fue otra de de las cintas ambientadas en ese entorno hoy desaparecido.  La Metro Goldwyn Mayer quería igualar los éxitos de la Universal  en el género del terror y contrató a Browning (que ya había dirigido Drácula)  con este fin. Sin embargo,  el  proyecto se le escapó de las manos para convertirse con el tiempo  en el film más prohibido de la historia del cine. Tras su visionado se barajó la posibilidad de retirarlo, cosa que impidió el joven productor Irving Thalberg, que no pudo evitar severos recortes al montaje estrenado. Pese a algunas críticas positivas, el público desertó en masa y la carrera de Browning no volvió a ser la misma.
Freaks es un título sin igual en la historia por varias razones. Como un buen ejemplo del cinema Pre- Code, presenta imágenes y situaciones que serían imposibles poco tiempo después con la entrada en vigor del Código Hays, adoptado tácitamente por los estudios. Por otro lado, la historia que presenta fue condenada en el mundo entero allá donde se exhibió, siendo prohibida en varios países antes de su estreno. No pasó la censura ni en aquellos países mejor dispuestos hacia ella siquiera por oposición al modelo norteamericano. En media Europa fue mal distribuida y en la otra media no llegó a estrenarse. Así,  en Gran Bretaña no se vería hasta los años 70, en Canadá fue etiquetado como “brutal y grotesco” y su  recuperación mundial no tendría lugar hasta el Festival de Venecia de 1962. En nuestro país sufrió idéntica interdicción en los años de la República, prolongada durante la dictadura subsiguiente, y no se estrenaría en cines hasta 1997, tras un pase televisivo en versión original y a hora tardía años antes. En 1994 había sido incluida entre los títulos a preservar de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Su influencia, demorada en el tiempo, ha sido enorme y podemos rastrearla en filmes importantes tan distintos como El hombre elefante de David Lynch o la reciente El callejón de las almas perdidas de Guillermo del Toro.
La rusa Olga Baclanova, la inolvidable Cleopatra de este film, había comenzado su carrera en el cine zarista trabajando a las órdenes de Tourjanski y  Boleslavski, entre otros. Colaboró, desde los 19 años, con el teatro del Arte de Moscú, además de aparecer en una veintena de cintas de aquella época, entre ella Pan (1918) cuna del agitprop. Meses después de la presentación en Nueva York decidió quedarse en América  debutando en Hollywood en 1927. Trabajó en notables cintas del último período del cine mudo,  a menudo con directores europeos, en cintas notables como El hombre que ríe (P. Leni), La calle del pecado (M. Stiller) o Los muelles de Nueva York (J. von Sternberg). Pero el papel que le ha asegurado la posteridad es éste de Cleopatra en Freaks. Fue justo cuando se implantaba el sonido y sus ademanes teatrales y su acento espeso le iban a ir retirando el favor del público, aunque continuaría en papeles secundarios y obras teatrales de repertorio varios años más. Casada con el propietario del Teatro de Bellas Artes de Nueva York, se mudaría a Suiza donde  falleció en 1974 a los 81 años. En la década anterior había sido entrevistada por los principales historiadores del cine (Kobal y Brownlow, entre ellos) rendidos todos ante su impactante presencia en Freaks.

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Web:malaga.es@generaciondel27

20:00h
Entrada gratuita hasta completar el aforo.
Centro Cultural MVA. Málaga.
Calle Ollerías, 34, 29012 Málaga
Actividad Generación del 27
2/7/20222/7/2022Europe/MadridCineclub del 27. Freaks (La parada de los monstruos)Diputación de Málaga

Cineclub del 27. Freaks (La parada de los monstruos) T. Browning. 1932.

Entrada gratuita hasta completar el aforo del salón.

Un clásico del cine que siempre es bien recibido por un club de fans en sereno crecimiento desde hace décadas. Una cinta en la que El Horror no se deriva de los maquillajes y fantasías del argumento sino que aflora ante las crueldades del ser humano. La película rezuma ternura y comprensión por personas obligadas a compartir un microcosmos en el que la mutua compasión se erige en sólida argamasa de las relaciones entre los desvalidos. Un enano de circo enamorado de  la seductora trapecista es engañado por ésta en uno de los grandes modelos de Femme Fatale de principios del sonoro que marcarían los estilemas de este tipo de personaje. Al mismo tiempo, el castigo a su traición no tiene parangón en la historia del cine.
Se trata de una cinta que ha sido interpretada tanto en el contexto de la lucha de clases como una alegoría de los años de la Depresión Económica o una toma de posición ante el entonces boyante debate de la eugenesia. En resumen, un drama tremebundo para el que no estaba preparado el público de entonces y en buena medida tampoco el de hoy transcurridos noventa años desde su estreno.
La crítica posterior  la ha definido como “Valiente hasta la náusea. Todo un clásico monstruoso” o “El más furibundo  alegato a favor de la diferencia “, entre otros tributos que la acreditan como un film sin igual.
El director Tod Browning había cimentado su prestigio con melodramas extremos  y crueles protagonizados por su amigo Lon Chaney, “El hombre de las mil caras”. Enamorados ambos del mundo circense y compartiendo una gran ternura por las criaturas diferentes o perseguidas habían pergeñado juntos éxitos como Garras Humanas o El trío fantástico . El Palacio de las Maravillas fue otra de de las cintas ambientadas en ese entorno hoy desaparecido.  La Metro Goldwyn Mayer quería igualar los éxitos de la Universal  en el género del terror y contrató a Browning (que ya había dirigido Drácula)  con este fin. Sin embargo,  el  proyecto se le escapó de las manos para convertirse con el tiempo  en el film más prohibido de la historia del cine. Tras su visionado se barajó la posibilidad de retirarlo, cosa que impidió el joven productor Irving Thalberg, que no pudo evitar severos recortes al montaje estrenado. Pese a algunas críticas positivas, el público desertó en masa y la carrera de Browning no volvió a ser la misma.
Freaks es un título sin igual en la historia por varias razones. Como un buen ejemplo del cinema Pre- Code, presenta imágenes y situaciones que serían imposibles poco tiempo después con la entrada en vigor del Código Hays, adoptado tácitamente por los estudios. Por otro lado, la historia que presenta fue condenada en el mundo entero allá donde se exhibió, siendo prohibida en varios países antes de su estreno. No pasó la censura ni en aquellos países mejor dispuestos hacia ella siquiera por oposición al modelo norteamericano. En media Europa fue mal distribuida y en la otra media no llegó a estrenarse. Así,  en Gran Bretaña no se vería hasta los años 70, en Canadá fue etiquetado como “brutal y grotesco” y su  recuperación mundial no tendría lugar hasta el Festival de Venecia de 1962. En nuestro país sufrió idéntica interdicción en los años de la República, prolongada durante la dictadura subsiguiente, y no se estrenaría en cines hasta 1997, tras un pase televisivo en versión original y a hora tardía años antes. En 1994 había sido incluida entre los títulos a preservar de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Su influencia, demorada en el tiempo, ha sido enorme y podemos rastrearla en filmes importantes tan distintos como El hombre elefante de David Lynch o la reciente El callejón de las almas perdidas de Guillermo del Toro.
La rusa Olga Baclanova, la inolvidable Cleopatra de este film, había comenzado su carrera en el cine zarista trabajando a las órdenes de Tourjanski y  Boleslavski, entre otros. Colaboró, desde los 19 años, con el teatro del Arte de Moscú, además de aparecer en una veintena de cintas de aquella época, entre ella Pan (1918) cuna del agitprop. Meses después de la presentación en Nueva York decidió quedarse en América  debutando en Hollywood en 1927. Trabajó en notables cintas del último período del cine mudo,  a menudo con directores europeos, en cintas notables como El hombre que ríe (P. Leni), La calle del pecado (M. Stiller) o Los muelles de Nueva York (J. von Sternberg). Pero el papel que le ha asegurado la posteridad es éste de Cleopatra en Freaks. Fue justo cuando se implantaba el sonido y sus ademanes teatrales y su acento espeso le iban a ir retirando el favor del público, aunque continuaría en papeles secundarios y obras teatrales de repertorio varios años más. Casada con el propietario del Teatro de Bellas Artes de Nueva York, se mudaría a Suiza donde  falleció en 1974 a los 81 años. En la década anterior había sido entrevistada por los principales historiadores del cine (Kobal y Brownlow, entre ellos) rendidos todos ante su impactante presencia en Freaks.

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