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Historia de Iznate

Diputación de Málaga
Detalle farol y relieve, Iznate. Axarquía

Historia de Iznate

El origen de la palabra Iznate la podemos encontrar en la raíz árabe "hisnat", que significa "castillo"; Hins Aute, pues, significaba Castillo de Aute.

En cualquier caso, cabe señalar que los historiadores no han encontrado vestigios de ocupación de este pueblo con anterioridad a los árabes.

Ya a finales del siglo quince, Iznate se rindió a los Reyes Católicos al mismo tiempo que sus vecinos de Vélez-Málaga. Su participación en la rebelión fue duramente castigada, quedando apenas con 100 habitantes en 1574.

El desarrollo de este pueblo coincidió con el abandono por parte de los marqueses de Iznate de sus propiedades para trasladarse a Buenos Aires. Su casa solariega, conocida en el pueblo como El Palacio, permanece en semi-ruina, habiendo pasado el lagar y alguna de sus tierras a manos de algunos habitantes del pueblo. Sin embargo, ésto no quiere decir que los marqueses, en líneas generales, fueran un problema. De hecho, hubo en la familia grandes benefactores, como el padre jesuita Nicolás Campos de Torreblanca, hijo de los marqueses, quien aportó mucho dinero para restaurar la iglesia de San Gregorio Séptimo dotando además al pueblo de una riqueza artística extraordinaria, donando a la parroquia un cuadro de San Francisco de Paula (atribuido a Zurbarán), un Salvador del siglo diecisiete y una Dolorosa. Es ahí cuando se inicia la vinculación de este pueblo con la pintura, teniendo como mayor representante el iznateño Antonio del Castillo y Aguado pintor historicista del diecinueve quien destacó por sus retratos de la Corte.

Iznate está situado en la última estribación de los Montes de Málaga pero a unos 7 kilómetros de la Costa y a unos 8 de Vélez, lo que está facilitando en nacimiento de una prudente actividad turística. De todos modos, esa situación en los Montes le hace guardar tradiciones ancestrales y peculiares únicas en toda la comarca de la Axarquía, como la representación Resurrección de Cristo en la que los habitantes interpretan a los Apóstoles con máscaras que guardan celósamente desde hace años o, incluso, siglos.

Su proximidad a Vélez-Málaga le ha facilitado, como decíamos, una salida laboral a su población sobre todo después de que la terrible plaga de filoxera de finales del XIX arruinara su generosa actividad agrícola. No obstante, se sigue produciendo pasas, almendra y aceituna, a la vez que se está desarrollando cultivos de regadíos a orillas del río Iznate.