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Historia de Cártama

Diputación de Málaga
Cártama.Santuario y Castillo

Historia de Cártama

Sus yacimientos arqueológicos están calificados como unos de los mayores de la provincia, entre los que destacan fragmentos de cerámica, muros, piezas de metal, monedas del Bajo Imperio y columnas romanas. Testigo del paso del tiempo y de las diferentes civilizaciones que se asentaron en Cártama ha sido el Castillo-Fortaleza. Cuando los fenicios llegaron a la actual Cártama, a la que llamaron Cartha, encontraron en la cima del Cerro de la Virgen un "castro" habitado por los íberos. Conviven durante un tiempo ambas culturas y fundan la factoría de la Vega y de la Sierra para la explotación agrícola de la zona. Con ello, el primitivo "castro" se reformó, surgiendo bajo su protección una ciudad llamada Carth-Ma, que significa "ciudad oculta y madre".

En el año 195 antes de Cristo, el cónsul romano Marco Poncio Catón conquista la ciudadela y su "castro". Una vez instaurado el municipio cartameño, al que llaman Cartima, los romanos transforman el "castro" en castillo, ampliando y fortificando el recinto, extendiéndose por las laderas del monte. Tanto visigodos como árabes realizan obras en la fortaleza; pero es, sin duda, con los árabes cuando el castillo adquiere su mayor desarrollo y el aspecto que hoy conocemos.

A través de los diferentes períodos políticos bajo la dominación árabe podemos ver la importancia económica, social y política que tuvo Cártama durante estos siglos. Así, en la época nazarí, la fortaleza cartameña se convierte en uno de los centros más importantes por su valor estratégico, económico y político. La imagen de conjunto de la fortaleza en esta época fue la de un recinto de arquitectura típicamente militar, con pocos elementos estéticos y de gran semejanza con Álora.

En 1485 se produce el ataque decisivo de los cristianos contra Cártama. En un primer momento, la fortaleza resiste frente a las balas que no lograban abrir brechas considerables en los muros. Pero la defensa se rinde en ese año y el castillo acoge, entre sus muros, al rey Fernando El Católico y a sus colaboradores. El monarca, consciente del valor estratégico del lugar y su importancia para la próxima conquista de Ronda y Málaga, ordena la realización de obras de consolidación del castillo. Entre dichos muros se celebra la reunión del Consejo de Nobles y se gesta la conquista de Málaga.

Tras la conquista del Reino de Granada, el castillo permaneció inactivo hasta la Guerra de la Independencia. Fue escenario de un duro ataque a los franceses que allí se refugiaron tras el asedio del general Ballesteros. Las consecuencias del paso del tiempo han dado al castillo la imagen actual.

En la zona en la que se sitúa el castillo las calles son largas y llanas que contrastan con las que suben en busca de la ermita y que, en algunos tramos, conservan su empedrado original. Esta ermita, inicialmente construida en el siglo dieciséis para edificarse de nuevo en el siglo dieciocho, destaca de entre los caseríos blancos que la rodean. Cuenta la leyenda que se levantó en agradecimiento a la Virgen, cuyos milagros se sucedieron durante una epidemia de peste que asoló al pueblo. Y esta fama de milagrosa es la que le dio el nombre de Virgen de los Remedios. Todo este caserío blanco sigue respetando la arquitectura tradicional destacando algunos edificios como la parroquia de San Pedro, con un magnífico artesonado mudéjar, o casas como la de González Marín, ejemplo del neomudéjar.

La población se reparte en varios núcleos: Cártama, Cártama-Estación, El Sexmo, Loma de Cuenca, Nueva Aljaima, Sierra de Gibralgaira, Loma Tres Leguas, Doña Ana y Ampliación de Cártama. Al margen de Cártama, destaca su Estación, que debe su vida a la llegada del ferrocarril a finales del diecinueve. El tren trajo la expansión y el desarrollo, el cual se ha ido consolidando pero siempre respetando la esencia del pueblo. A mediados de los años 20 del siglo pasado se construyó el puente de hierro sobre el río Guadalhorce a su paso por Cártama-Estación.

La economía se basa, fundamentalmente, en el cultivo de cítricos aunque antes también había vides las cuales fueron destruidas por la plaga de filoxera a finales del siglo diecinueve. Desde entonces la vega es como un inmenso jardín donde el aroma del azahar lo inunda todo. De hecho se le conoce como el Valle del Limón. Ligado a ello, destaca la comercialización de los mismos y, en menor medida, el cultivo del olivo y de los cereales. La cría de ganado también ocupa una pequeña parcela de la actividad económica junto con la propia industria cárnica.