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Ruta 17. Río Patamalara. Barranco Moreno (Itinerarios fluviales)

Diputación de Málaga
Paso bajo cañas río Patamalara. Itinerarios por los paisajes fluviales de Málaga

Ruta 17. Río Patamalara. Barranco Moreno (Itinerarios fluviales)

Rutas A pie Fluvial
Dificultad - Alta
Acceso -

Existen dos opciones para llegar al punto de inicio. La más fácil es derivarse desde la A-7 (Autovía del Mediterráneo) por la salida 285 hacia Torrox y seguir la carretera A-7207 en dirección a Cómpeta. Entre los puntos kilométricos 7 y 8, en el lugar conocido como Puerto Pulido, emana un carril señalizado hacia El Acebuchal. Recorridos unos 2,8 km por una pista terriza en buen estado, podremos aparcar el vehículo poco antes de vadear el río Patamalara o pasado éste, junto a las instalaciones de la antigua fábrica de luz de Cómpeta. La otra posibilidad es algo más engorrosa y tiene el inicio en una pista forestal que parte de la carretera MA-5105 (Frigiliana-Torrox), a unos 3 km de la primera población. En el cruce hallamos una indicación al paraje de El Acebuchal. Desde este lugar se sigue la pista hasta acceder al río Patamalara y a la referida fábrica de luz.

Duración - 3:00 horas
Longitud - 5500 Km
Rutas

Situados en el vado del tramo de río llamado Patamalara, avanzamos al  norte y dejamos a la derecha el carril proveniente de la aldea de El Acebuchal. Poco después avistamos el restaurado edificio de la fábrica de luz de Cómpeta, sin uso en la actualidad, y un paso de control del caudal. Desde aquí sube un carril hasta Casa La Mina, puerto del Collado y Cómpeta. Abandonamos dicho ramal y desde ahora caminaremos por el lecho, profusamente encubierto de cañaverales (Arundo donax), carrizos (Erianthus ravenae) y zarzas (Rubus ulmifolius) que, a menudo, nos obligaran a gatear. Las marmitas rebosantes se suceden en medio de una orla vegetal selvática compuesta de adelfas (Nerium oleander), higueras (Ficus carica), sauces (Salix eleagnos), acantos (Acanthus mollis), lisimaquias (Lysimachia ephemerum), hipéricos (Hypericum caprifolium), emborrachacabras (Coriaria myrtifolia), brezos (Erica terminalis) y helechos de acequia (Pteris vittata). El contraste con los secarrales dolomíticos que nos rodean es manifiesto, aunque las formaciones del modelado añaden al paisaje curiosos perfiles que no pasarán inadvertidos. Uno de estos elementos pétreos es el peñón de los Hornos, situado en la margen derecha según avanzamos. En relación a la fauna, es fácil encontrar ejemplares de cabra montés (Capra hispanica pyrenaica) en las zonas más arriscadas y con suerte podremos observar especies de aves rupícolas sobrevolando la zona como es el caso de la chova piquirroja (Pyrrocorax pyrrocorax) o el águila real (Aquila chrysaetos), que nidifica en estas sierras.

Entra el Patamalara en una zona encajada entre bloques desprendidos y hallamos dos cascadas, siendo la segunda casi infranqueable, por lo que tendremos que buscar un pendiente senderillo que la rodea bajo el tocón referido. Durante este paso, de cierta dificultad, hallaremos pinos (Pinus pinaster), cornicabras (Pistacea terebinthus), aladiernos (Rhamnus alaternus) y boj (Buxus balearica). Descendemos con suma precaución y retomamos la ruta anfibia. A escasa distancia, aunque no se distingue bien, recibimos el aporte del arroyo de los Pradillos. Desde esta confluencia el torrente pasa a llamarse Barranco Moreno. El siguiente hito es una cascada recubierta por la toba y una poza recrecida. Para superarla, accedemos a una acequia y enseguida bajamos al lecho. Lo que sigue es un corto pero precioso cahorro, el único que vamos a disfrutar en este itinerario. El valle se va abriendo poco a poco, circunstancia que nos permite vislumbrar el pico Lucero, coronado por una antigua caseta de vigilancia de la Guardia Civil. En la vega más amplia del trayecto, descubriremos las ruinas de la venta El Mirlo, rodeada de antiguos bancales con frutales y algunos olivos.

La anchura del barranco es ahora propicia para caminar por las pedregosas orillas, aunque en lontananza ya se deja entrever una cerrada por donde se precipitan las cantarinas aguas del Barranco Moreno. Llegados a este punto, sortearemos una primera cascada sin mayor aprieto. La siguiente es más elevada e imposible de remontar sin la ayuda de una cuerda fija (ojo, puede estar en mal estado). Sorteada la dificultad, hallaremos contiguo otro resalte de menor entidad y un impresionante salto de 20 m de caída vertical que impide el progreso. Este rincón de la almijara es sencillamente espectacular; el líquido resbala por un travertino muy pulimentado, entre sonidos acuosos que invitan a la contemplación.

Flora

Al caminar por el lecho del río Patamalara encontraremos que está profusamente cubierto de cañaverales (Arundo donax), carrizos (Erianthus ravenae) y zarzas (Rubus ulmifolius) que, a menudo, nos obligaran a gatear. Las marmitas rebosantes se suceden en medio de una orla vegetal selvática compuesta de adelfas (Nerium oleander), higueras (Ficus carica), sauces (Salix eleagnos), acantos (Acanthus mollis), lisimaquias (Lysimachia ephemerum), hipéricos (Hypericum caprifolium), emborrachacabras (Coriaria myrtifolia), brezos (Erica terminalis) y helechos de acequia (Pteris vittata).

Cerca de Barranco Moreno hallaremos pinos (Pinus pinaster), cornicabras (Pistacea terebinthus), aladiernos (Rhamnus alaternus) y boj (Buxus balearica).

Al llegar a la zona de vega más amplia de esta ruta, descubriremos las ruinas de la venta El Mirlo, rodeada de antiguos bancales con frutales y algunos olivos.

Fauna

En relación a la fauna, es fácil encontrar ejemplares de cabra montés (Capra hispanica pyrenaica) en las zonas más arriscadas.