Este hotel, antigua casa nobiliaria que fue vivienda del Conde Montelirio, está actualmente adaptada a su nueva función.

Dispone de nueve habitaciones dobles, una individual y cinco suites. En las habitaciones destaca la respetada decoración de la antigua casa señorial, siendo cada una de ellas diferente, amoldándose a la necesidades de sus huéspedes. Sus paredes son de colores frescos y alegres.

Su restaurante, la Albacara, ofrece una magnífica carta. La bodega, incrustada en la roca, mantiene una temperatura y humedad constante que hace que los caldos se puedan catar con las mismas cualidades que en su lugar de origen.

Este establecimiento cuenta también con un hermoso salón, el cual invita a la tertulia y a la lectura arropado por el calor de su chimenea de estilo imperio con acabado de madera.

El hammán o baño turco y la piscina, antes una alberca árabe, se encuentra situada en un antiguo aljibe de la época Nazarí y al que se accede a través de una escalera tallada en la roca viva suspendida en la cornisa del Tajo. Así, junto al placer de un baño, se puede disfrutar de unas espectaculares vistas.

Este establecimiento permanece en funcionamiento todo el año.