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Intendencias Provincias Siglo XVIII

Diputación de Málaga

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Historia

Intendencias Provincias Siglo XVIII

Intendencias de Provincia siglo XVIII. MapaCon la proclamación de Felipe V (1701) comenzó a concentrarse, en forma absoluta, el poder político en la persona del rey hasta tal punto que el Estado, en su dimensión territorial y población, era considerado como un dominio del rey. Así, la estructura político del Estado español, con fuerte tendencia de uniformidad, se plasmaría con los decretos de nueva planta que perseguían la unificación del régimen jurídico-público y la abolición de las instituciones administrativas de fuerte tradición de los Reinos del Estado, favorecida esta situación por la utilización del derecho romano, y supresión de las Cortes de dichos reinos.

Intendencias de Provincia siglo XVIII. MapaLa creación de las Secretarías de despacho (ministro de Guerra, Hacienda, Marina, Justicia, etc.), de las Intendencias y las reformas en el régimen municipal, constituyeron pasos decisivos en la política centralizadora del Rey. Así como las Capitanías Generales se organizaron finalizada la guerra de Sucesión (1701-1714), las Intendencias de Provincias fueron establecidas para lograr los mismos fines y de acuerdo con la experiencia francesa, pues era necesario que hubiera funcionarios en las provincias que pudieran fiscalizar la administración. Es a partir de 1718 cuando el territorio nacional queda dividido en Intendencias, siendo su extensión geográfica muy variable, adaptándose las demarcaciones a las divisiones administrativas tradicionales (virreinatos, capitanías generales, etc.). De cualquier forma las intendencias estaban subdivididas en partidos, cuya delimitación venía a coincidir con los corregimientos y merindades de la época de los Austrias. Otras unidades inferiores, según peculiaridades históricas, serían valles, alcaldías mayores, etc. Finalmente, en tiempos de Carlos III (1759-88), hubo también un proyecto de dividir regularmente el territorio español en provincias, al frente de las cuales estaría una Audiencia.

Las intendencias como un intento de racionalizar la división territorial, tenían actuación en hacienda, guerra, justicia y policía, aunque prontamente chocarían con las competencias de los corregidores de cada provincia. Más tarde, en 1749 y con Fernando VI, el intendente será también el corregidor de la capital, limitando la actividad del resto de corregidores de la provincia que quedará como un cargo de la burocracia del ayuntamiento hasta su desaparición. En definitiva, los intendentes tenían competencia en casi todos los asuntos que afectaban al gobierno y administración de las provincias, siendo los funcionarios más eficaces de la política de fomento que caracteriza “el siglo de las luces”. La institución de los Intendentes de Provincia siguió dos etapas diferentes, en la primera, coincidiendo con la guerra de Sucesión, Felipe V por Decreto de 3 de abril de 1711 nombró varios superintendentes generales de los ejércitos que actuaban en las demarcaciones territoriales después de la ocupación militar, realizando la administración de los ejércitos, la organización de la hacienda y la asignación de los gastos públicos de la provincia. Finalizada la guerra, por Real Resolución de 1 de julio de 1718, los intendentes recibieron el nombre de Intendentes de Provincia y de ejercito, estableciéndose definitivamente con la promulgación de la ordenanza de Intendentes Corregidores, de 13 de octubre de 1749.

Como precedente de la figura del gobernador, introducida en el s.XIX con la nueva división en provincias, el Intendente tenía la misión de fomentar la economía, el trabajo e industria (fábricas, telares y otras artes u oficios mecánicos), el comercio, la ganadería, agricultura, comunicaciones y transportes, además de funciones en Hacienda y Guerra. Es de reseñar que fueron parte activa para realizar censos o catastros como el del Marqués de la Ensenada (1750-51), y posteriormente en colaboración con el Conde de Floridablanca, contribuirán a publicar “la España dividida en provincias e intendencias. Nomenclator” que fue la primera plasmación de la división político-administrativa de España (1785-89), configurándose 79 circunscripciones o grandes partidos jurisdiccionales en que se agrupaban las provincias con un fin fiscal. Ellos serían los representantes del Rey y Gobierno Central en cada una de las 31 provincias peninsulares, recibiendo el encargo, ya en el s.XIX, de crear en cada una de ellas los mapas geográficos (Coello, 1833), con sus tierras de realengo, abadengo y señorío, los bosques, ríos, dehesas y caminos, poniendo además los primeros jalones para el importante Diccionario de Madoz (1840).

Con respecto a Málaga, cuando Juan Antonio Estrada, (oficial superior de intendencia) escribe en 1746 “Población General de España, sus Reynos y Provincias, villas, pueblos, islas adjacentes y Presidios de África”, utilizando datos del siglo anterior y noticias de los ss.XVII-XVIII, el nombre de Málaga no aparece como provincia, pues hasta el año de 1801 el actual territorio estaba repartido entre los Reinos de Granada y Sevilla, que conjuntamente con los de Córdoba y Jaén formaban Andalucía. Al Reino de Sevilla pertenecían las poblaciones de Sierra de las Yeguas, Teba, Cañete la Real, Archidona, Estepona, Hardales, y al de Granada la mayoría de ellos: Málaga, Ronda, Antequera, Fuente Piedra, Marbella, Torre del Mar, Vélez-Málaga, Comares, Coín, Alora, Alhaurin, Cártama, Casarabonela, Casa Bermeja, Almoxia, Alhaurinejo o Alhaurin el Chico, Colmenar, Río Gordo, Torrox, Nerja, Frigiliana y Monda. La ciudad de Melilla se suele incluir en el territorio de Málaga, pues desde su conquista en 1497, dependía de ella, y sin cuyo auxilio de bastimentos y hombres, como enlace marítimo, no se hubiera mantenido la fortaleza y presido.

En efecto, consultando tanto el Censo de Floridablanca, (José de Moñino, 1728-1810) como el estudio de Juan A. Estrada, se observa como la mayor parte de las poblaciones que hoy forman la provincia de Málaga pertenecían al Reino de Granada: 6 ciudades, incluida Melilla; 53 villas, 25 lugares y 10 pueblos, al que se agregar las 6 villas y 2 lugares que pertenecían al Reino de Sevilla.